La Selección Mexicana es una fábrica de dinero e ilusiones, que cada cuatro años se presenta en la Copa del Mundo con el mismo objetivo: Trascender y disputar por fin el “quinto partido” fuera del país.
El equipo nacional necesita, con desesperación, mantener su buena racha en las presentaciones de Copas del Mundo. Desde la justa de Estados Unidos 1994, cuando cayó (1-0) ante Noruega, México no pierde en su debut. Despertar de nuevo la ilusión, la misión inmediata.
A partir de esa edición, el Tricolor ha hilado seis inicios sin derrota; la racha es de cinco victorias (Francia 1998, Corea-Japón 2002, Alemania 2006, Brasil 2014 y Rusia 2018), y un empate, en Sudáfrica 2010, en el duelo inaugural contra los anfitriones. La de la justa que inicia mañana en Medio Oriente será la participación 17 para México.
Antes del Mundial de 1994, la Selección Nacional había disputado nueve ediciones, con un saldo negativo de siete derrotas, dos empates y una victoria; no participó en Italia 1934, Francia 1938, Alemania 1974, España 1982 e Italia 1990.
Esta vez, frente a Polonia en el estadio 974, el equipo del Tata Martino buscará un triunfo, igual de importante que todos, pero con una intención distinta: Recuperar el ánimo y la esperanza, que parecen perdidos.
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