El entrenador argentino Gerardo Martino optó por el silencio en su regreso a la Ciudad de México, después de una desastroza actuación de la Selección Mexicana por no avanzar a los Octavos de Final. Sin embargo, cada paso que dio de camino a la camioneta que lo recogió, fue inundado en un mar de gritos, insultos y reclamos.