César Montes ya estaba en el camino, ya estaba por demás decidido que sería futbolista. Ya hasta había debutado, pero hubo una cuestión en particular que lo hizo saber y aferrarse más que nunca al futbol.
César Jasib Montes Castro, nacido en Hermosillo, Sonora, tiró el guante de beisbol desde los seis años de edad y comenzó a patear la pelota. De ser juego de amigos, pasó a ser competencia y después un sueño de vida, de carrera. Los visores de Monterrey lo detectaron y lo arrancaron del terruño materno, paterno y lo hicieron irse a vivir a la gran metrópoli.
Llegó el momento de la verdad. El Monterrey abre su nuevo estadio, todo un hito para la apasionada afición de esa región. El joven apenas había debutado, no habían pasado muchos días y quería que su señor padre estuviera en ese juego.
Pero las cosas en Hermosillo no iban económicamente muy bien, su padre no tenía dinero para hacer el viaje, parecía que el momento no iba a cumplirse. Mas la lucha se le hizo... Un día antes del juego de la apertura, César recibe la llamada: Su padre podrá estar en el juego. Con apuración encontró boletos y cuando saltó a la cancha vio cómo su padre lo miraba desde la tribuna. Minuto 46 y el número 286 se levanta, cabecea y así cae el gol, el primer gol del nuevo estadio del Monterrey que da la victoria en el juego contra el Benfica. César quiere que eso se repita y su padre, su familia lo vea desde la tribuna, anotando un gol en Qatar.
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