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Texto: Nayeli Reyes
Diseño Web: Migue Ángel Garnica
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Un martes Tere le llevó una flor a San Antonio de Padua para pedirle novio. Ella colocó su petición en un monte de anhelos escritos sobre listones, fotos y hasta prendas que le dejan a la figura religiosa en la parroquia de San Juan de Dios, donde el patrono del amor es protagonista.
En algunas cintas rojas se leen fragmentos de los deseos más secretos: “que Domingo se decida pronto y se me declare…ilumínale la mente y corazón para que vea que soy el amor de su vida”, “mi sueño es tener una familia buena como la que tengo”, “que me concedas la gracia del matrimonio”.
Las personas le piden a San Antonio encontrar objetos extraviados, un buen esposo o esposa, paz en los matrimonios y sensibilidad hacia los necesitados. Foto: Nayeli Reyes
¿Dónde está el amor?
O bien, en 1926 el periodista González Casanova se enteró de cómo obligar a un hombre infiel a regresar: las mujeres debían acostarse como muertas en el suelo de la habitación, rodearse de velas funerarias, rezar el credo cristiano, golpear el suelo con las manos, gritar el nombre del infiel. Después ellas debían invocarlo: “Ánima de Tulimeca: tú que te encuentras en Roma y yo aquí, quiero que me traigas a (nombre del ingrato) y que venga arrepentido de todos los males que me ha causado con su desvío.”
No escaseaban los hombres deseosos de ser amados y solicitados por las mujeres, ellos debían cargar en el cuello una bolsa con el cadáver de un colibrí. “No menos interesante es la creencia popular, muy generalizada entre el pueblo bajo, que recomienda a la mujer deseosa de gobernar al amante o esposo…medirlo cuando esté dormido, con una cinta”, escribió González Casanova. Una vez cortada la medida ella debía enrollarla dentro de un escapulario, encomendarlo nombre de San Antonio y no separarse ni un momento de este objeto. A principios del siglo pasado se consideraba que la intervención de los santos era menos peligrosa que la brujería. Aunque San Antonio era el especialista del amor por excelencia, también se recurría a otros, como a San Cristóbal para casarse y a San Benito para afirmar el amor.
“Te vas a quedar para vestir santos”
- “Filtros y triacas de amor”, de Oscar Leblanc. EL UNIVERSAL Ilustrado (18 de noviembre de 1926).
- “Escenas de la vida nacional. Los martes de San Antonio”, de Hipólito Seijas. EL UNIVERSAL Ilustrado (17 de junio de 1920).
- “De la vida risueña. Las sorpresas de El Aviso Oportuno”, de Máximo Bretal. EL UNIVERSAL Ilustrado (2 de abril de 1925)
- “La magia del amor en los Aztecas”, de P. González Casanova. EL UNIVERSAL Ilustrado (2 de julio de 1925).
- “Punto de vista”, de Manuel Horta. EL UNIVERSAL Ilustrado (8 de mayo de 1924).
- “El amor y los santos”. EL UNIVERSAL Ilustrado (16 de octubre de 1924).
- “Un rincón para las solteronas”, de Mary Carmen Sánchez Ambriz. EL UNIVERSAL (18 de junio de 2006).
- “Construcciones identitarias en varones y mujeres en condición de soltería”, de Argelia Gómez Ávila. Tesis de doctorado en psicología. UNAM (2016).
- “Estadísticas a propósito de matrimonios y divorcios en México”, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
- Entrevistas: Argelia Gómez Ávila, doctora en psicología; Lucas León Rivera, rector de la parroquia San Juan de Dios; Juan Orozco, sacristán de la parroquia San Juan de Dios; Teresa, devota a San Antonio.
- Página de Facebook “Exvotos, retablos y milagritos”. Compilador: Diego Gutiérrez Tututi.