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Texto y fotos actuales: Susana Colin Moya
Diseño web: Miguel Ángel Garnica
Pensar en San Lázaro es imaginar movimiento de gente, caminos que se cruzan, transbordes. Se trata de una zona donde convergen dos líneas del metro, metrobús, algunas rutas de combis y la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO). Lo que resulta casi increíble es que esta vocación como punto nodal para el transporte de la ciudad acompaña a San Lázaro desde hace 500 años. Hoy en Mochilazo en el tiempo viajaremos al origen de esta zona.
La importancia de San Lázaro se remonta a épocas prehispánicas; lo que ahora conocemos como la avenida Congreso de la Unión, a la altura del Centro Histórico, fue por muchos años el borde oriente del islote de Tenochtitlan, aquél donde se asentaron los mexicas a inicios del siglo XIV. Según Juan Carlos Briones, uno de los administradores de la página de Facebook La Ciudad de México en el Tiempo , en esta zona se encontraba el embarcadero a Texcoco y el Albarradón de Ahizotl: una barrera hecha con troncos y barro que controlaba el agua proveniente del lago de Texcoco para evitar inundaciones.
En este mapa observamos el contorno del islote de Tenochtitlan sobre la traza urbana de la Ciudad de México en 1938. El autor del trabajo es Justino Fernández, quien realizó esta interpretación a partir del mapa atribuido a Hernán Cortés (1524). El círculo rojo señala el lugar que fue por muchos años la puerta de entrada por el oriente de la ciudad: San Lázaro.
Una vez concretada la conquista española, bajo las órdenes de Hernán Cortés, en este lugar se edificó Las Atarazanas, construcción que funcionó para resguardar los bergantines (barcos) con los que los españoles surcaron la zona lacustre para finalmente derrotar a los mexicas y que según algunos cronistas, fue el primer edificio construido por los conquistadores en la ciudad.
Detalle del “Mapa de Uppsala” o “Mapa de Santa Cruz” donde aparece la edificación de “Las Atarazanas”. Según los historiadores Carmen Aguilera y Miguel León Portilla, dicho mapa muy probablemente fue elaborado en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco hacia 1550. Actualmente se encuentra resguardado en la Universidad de Uppsala, Suecia. Consultado en: http://sysrep.aalto.fi/demo2015/mexico.html
El nombre con el que conocemos a esta zona proviene también de aquellos primeros años tras la conquista. La historiadora María del Carmen Sánchez refiere que Hernán Cortés, cuando estuvo al frente del gobierno (1521-1524), mandó construir un hospital para leprosos, el cual fue nombrado como el santo que los protegía: San Lázaro.
Este recinto se ubicó en el barrio de Tlaxpana, al extremo poniente de la ciudad. Bajo el argumento de que la cercanía del hospital con el acueducto que conducía el agua potable desde Chapultepec representaba un riesgo para la salud, en 1528 fue destruido.
Hacia 1572, Pedro López refundó el Hospital en el extremo oriente de la urbe, en lo que ahora conocemos como San Lázaro. El hospital funcionó hasta 1862, cuando los leprosos fueron trasladados al hospital de San Pablo.
Fotografía de la iglesia del Hospital de San Lázaro hacia 1860. Es una de las pocas fotos que muestran la iglesia todavía con su torre. Atrás, la capilla de la Virgen de la Bala. Cortesía Juan Carlos Briones.
La Ciudad de México, tomada en globo por el Noroeste, litografía realizada por Casimiro Castro en 1869. En el límite oriente de la ciudad, marcado con un círculo rojo, se ubica el Hospital de San Lázaro. Inmediatamente a un costado la compuerta por la que se salía y entraba a la ciudad. Al fondo el lago de Texcoco. Mapa obtenido de: https://digitalcollections.nypl.org/items/510d47e2-1690-a3d9-e040-e00a18064a99
Del hospital, en la actualidad, sólo queda la iglesia en ruinas. De ella hablamos en este Mochilazo en el tiempo, escrito en marzo de 2016:
Comparativas de la Garita (a la izquierda) y la Compuerta (a la derecha) de San Lázaro. La primera imagen es un dibujo encontrado en la revista The Century Magazine de 1882, lleva por título “Arrival of the passenger-boat, from Tezcuco, at the Gate of San Lazaro”. Se aprecia el entorno lacustre de la zona: la vegetación, las canoas y los canales. Al fondo la iglesia de La Santísima Trinidad, Santa Teresa y las torres de la Catedral. Cortesía: Texcoco en el tiempo.
Óleo que ilustra la compuerta de San Lázaro, firmado por Luis Coto en 1857. Este edificio se encontraba a un costado de la Garita y regulaba la cantidad de agua de los canales. Al fondo se mira la torre de la iglesia de San Lázaro. Colección Museo Bello Zetina, Puebla. Cortesía: Juan Carlos Briones.
Otro relato del lugar es el de William Henry Bishop, escritor norteamericano, quien visitó México durante la segunda mitad del siglo XIX y cuenta su experiencia al viajar de la Ciudad de México a Texcoco:
“El canal de San Lázaro en este lado se extiende sobre una legua del lago. Es mucho menos atractivo que el de Chalco. Su terminal en la ciudad es el punto de una escena más animada de mercado tipo Venecia, pero uno gana su placer en pasar este canal a expensas de muchos malos olores. Seis hombres se ponen una especie de arnés en sí mismos y nos arrastraron, laborando insistentemente en la ruta de remolque, como los campesinos rusos arrastran sus embarcaciones en algunos de sus ríos. Un hombre a caballo con una cuerda de remolque también ayudó, al otro lado.
El agua, baja al principio, se hacía menos profunda al avanzar, hasta que encallamos al borde del lago. El drenaje de la ciudad encalló con nosotros. Aun así, la situación fue relevada por la sorprendente perspectiva. El Peñol como teocalli, donde hay baños calientes, estaba cerca. El cielo y el agua eran de un azul idéntico; la extensión superficial refleja el circuito de colinas oscuras y púrpuras y grandes picos nevados más allá tan perfectamente como si hubieran sido tan profundas como eran altos”
Mapa que pertenece al libro Mexico, California and Arizona (1900). Dos de los canales que sobresalen son el de la Viga y el de San Lázaro, los cuales conectaban a la ciudad con los lagos de Xochimilco y Texcoco, respectivamente. Cabe destacar la paulatina desecación del lago de Texcoco: contrario a los primeros mapas revisados, en éste´dicho cuerpo de agua se encuentra más alejado de la Garita de San Lázaro.
Histórico abandono
Más increíble que las descripciones lacustres de la zona es el hecho de que la Garita de San Lázaro siga en pie. Superviviente de las múltiples destrucciones y transformaciones de esta ciudad, el edificio colonial aún se puede admirar en el cruce de Congreso de la Unión y la calle Emiliano Zapata, al norte de la Candelaria de los Patos.
Aspecto actual de la Garita de San Lázaro, ubicada en el cruce del Eje 2 oriente Congreso de la Unión y la calle Emiliano Zapata.
Actualmente este edificio se encuentra en aparente abandono; algunos de sus arcos están apuntalados y por las noches el portal funciona como refugio de personas en situación de calle. El lamentable estado de esta construcción responde al histórico abandono de la zona oriente de la ciudad.
Uno de los relatos que ilustran la precariedad de San Lázaro es el de Manuel Rivera Cambas, contenido en su libro México pintoresco, artístico y monumental: vistas, descripción, anécdotas y episodios de los lugares más notables de la capital y de los estados, aun de las poblaciones cortas, pero de importancia geográfica ó histórica , publicado en 1880:
“Cada barrio de la capital tiene su tipo y los del Oriente conservan, únicos, el aspecto que tenían en los pasados siglos. Mucho ha adelantado el populacho de México en su traje y maneras; sin embargo, por el rumbo de Oriente, hacia San Lázaro, aún le cubre las cejas y los ojos el cabello greñudo y polviento, las uñas se le desarrollan enormemente y la falta de aseo cría en sus cuerpos una segunda piel de escamas […]
Ese rumbo mejora día a día; actualmente van desapareciendo las casitas en ruina que eran abrigadero de criminales fugados de los presidios, de los pendencieros del barrio y de la gente de peor clase, que en los basureros y entre los canales que atraviesan la ciudad por aquel lado, hallaban la manera de continuar sus asaltos y seguir cometiendo maldades. Aquel rumbo en que por tantos años estuvieron los basureros, a donde se arrojaban las inmundicias de la ciudad, era tan temido que pocas veces se aventuraba la policía”.
El crecimiento de la ciudad hacia el oriente fue muy lento. El doctor en urbanismo Héctor Quiroz, en entrevista telefónica para este diario, comentó: “siempre me sorprende cuando uno compara los planos desde el siglo XVI hasta inicios del siglo XX, casi podríamos decir que el borde oriente de la ciudad se contuvo, tendría que ver originalmente por condiciones del suelo. Eran zonas bajas inundables, con la presencia histórica de asentamientos precarios porque era lo más cercano al lago de Texcoco, a las zonas pantanosas del lago que eran insalubres. Por eso es que ahí se instala el hospital de leprosos, después la cárcel de Lecumberri y luego el Canal del desagüe…Esos terrenos fueron poco atractivos para la urbanización de las clases medias, clases altas. La ciudad elegante creció hacia el poniente. Siempre el oriente quedó como una especie de reserva para las clases populares”. .
La Garita de San Lázaro en la década de los 70. De lado derecho la fábrica de conservas Clemente Jacques y Cía. Colección Villasana-Torres.
La condición de puerta de la ciudad subyace en San Lázaro a pesar del fin del ecosistema lacustre. El tren que miramos como símbolo de la estación de metro que lleva su nombre es recuerdo de la Estación de ferrocarril, construida en 1878 a unas cuadras de la Garita. Esta línea ferroviaria conectó Morelos, Puebla y Veracruz con la Ciudad de México hasta los años 70 del siglo pasado.
A finales de esa misma década se construyó la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente, proeza moderna de su tiempo, al igual que el Palacio Legislativo de San Lázaro. Las estaciones de metro y recientemente de metrobús, complementan el cuadro de una zona de transbordes urbanos.
La confluencia de todos estos transportes, comenta Héctor Quiroz, “no hacen sino reforzar esa condición histórica de garita. Es sorprendente cómo una función que tiene 500 años ahí sigue y se va reforzando por esta serie de infraestructuras”.
Parte de la glorieta que estuvo frente a la Garita de San Lázaro, años 70. En la actualidad en este lugar corre la línea de metro Martín Carrera-Santa Anita. Colección Villasana-Torres.
Permanece San Lázaro pero no la memoria de su origen. En un sondeo realizado en la zona, de quince personas consultadas, ninguna supo que este edificio fue la Garita de San Lázaro. La mitad refiere que ahí estuvo la Estación de Ferrocarril, algunos recuerdan que el lugar funcionó como guardería gubernamental, una persona piensa que fue un convento y otra que fue un edificio de correos. A la pregunta del porqué del nombre de “San Lázaro”, resulta interesante que 6 personas, extrañadas, dijeron que San Lázaro es “del otro lado” del Eje 2 Oriente, es decir, hacia la TAPO, “Aquí es Candelaria de los patos” comentaron un par de muchachas de 13 y 16 años.
Es bien sabido que los ejes viales rompieron dinámicas barriales y ésta no es la excepción. La avenida y el mismo Congreso de la Unión impiden la continuidad de la zona y lo que antes se consideró “San Lázaro” ya no se recuerda como tal. Sin embargo, durante el sondeo se pudo observar el latente deseo de los vecinos y transeúntes de que edificios históricos como éste, sean preservados y difundidos.
En medio de tanto cambio, construcciones y destrucciones, existen permanencias tan fuertes que trascienden el tiempo y se mantienen, como la que fuera la Garita de San Lázaro. El edificio podrá estar en ruinas; sin embargo, la función que cumplió se encuentra más viva que nunca: ser punto nodal para el transporte de la Ciudad de México.
Imagen de un chofer y su ayudante posando al lado de una unidad de la ruta México-Texcoco y Anexas, sobre la avenida Francisco Morazán, actualmente Congreso de la Unión, en la década de los treinta. A la izquierda vemos parte de la estructura de la antigua Garita de San Lázaro, y a espaldas del vehículo está la fábrica de conservas Clemente Jacques y Cía. Crédito: INAH Colección Villasana-Torres.
Nuestra fotografía comparativa antigua es la Garita de San Lázaro en los años 40.
Fuentes:
Entrevistas a Juan Carlos Briones y Héctor Quiroz y transeúntes de la zona.
María del Carmen Sánchez. “Entre la misericordia y el desprecio. Los leprosos y el Hospital de San Lázaro de la ciudad de México, 1784-1862” UNAM-IIH http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/misericordia/hospital.html
William Henry Bishop. México, California y Arizona . https://archive.org/details/mexico.californi00bishrich/page/n5
Manuel Rivera Cambas. México pintoresco, artístico y monumental: vistas, descripción, anécdotas y episodios de los lugares más notables de la capital y de los estados, aun de las poblaciones cortas, pero de importancia geográfica ó histórica. https://archive.org/details/gri_mexicopintor01rive
Gonzalo Prieto “La evolución de la Ciudad de México a través de los mapas” https://www.geografiainfinita.com/2016/12/evolucion-de-la-ciudad-de-mexico-a-traves-de-los-mapas/
“La fortaleza de las Atarazanas” http://www.wikimexico.com/articulo/la-fortaleza-de%20las-atarazanas
Roberto González Rodríguez “El “Mapa de Uppsala”: la historia de un gran tesoro mestizo”. https://cultura.nexos.com.mx/?p=14778
Manuel Toussaint, Federico Gómez y Justino Fernández. Planos de la Ciudad de México. Siglos XVI y XVII.
Manuel Payno. Los bandidos de Río Frío.