Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez
Fotografía actual:
Carlos Villasana
Diseño web:
Miguel Ángel Garnica
No es del desconocimiento público que gran parte de los habitantes de la Ciudad de México carecen de educación vial , no importa si se es peatón, conductor de vehículo, transporte público, motocicleta, bicicleta o de los controversiales scooters : siempre habrá una anécdota en la historia de cada citadino y chilango donde haya incumplido con las normas viales.
La más común, peligrosa y que también intriga o sorprende a muchos turistas que nos visitan, es la forma en la que atravesamos avenidas y calles : en la capital se suelen ver decenas de personas caminar debajo de las banquetas, cruzar de acera a mitad de la calle, o bien, no utilizan los puentes o pasos a desnivel.
Los motivos por los cuales esta acción se ha “normalizado” son diversos, puede que sea por la inseguridad, por la saturación de gente que atraen los comercios, locales o puestos ambulantes -que muchas veces también se apropian de las calles sin permitir el paso- o por mero gusto personal.
Cruzar la calle por debajo del suelo
La movilidad en la Ciudad de México ha cambiado radicalmente con el paso de los siglos: durante la época prehispánica dominaban los cuerpos de agua y caminos que hoy serían llamados de “terracería”, que coexistieron con la urbanización de la época de la Colonia y que se fueron perdiendo por la visión que cada gobernante tenía para la naciente capital.
Fue hasta mediados del siglo XX que la ciudad empezó a ser dominada por toneladas de pavimento que en forma de ejes , vías rápidas o distribuidores viales permitiría al capitalino -y a los visitantes- recorrer la urbe de una manera moderna y rápida , dándole prioridad a vehículos motorizados, consolidando nuevos sistemas de transporte y creando la infraestructura necesaria para que el peatón pudiera transitar de manera segura.
Tranvía de la Ciudad de México que corría sobre las calzadas de San Antonio Abad y Tlalpan alrededor de 1967, años previos a la llegada de la Línea 2 del STC Metro. Colección Villasana - Torres.
La Calzada de Tlalpan fue una de las avenidas que se renovó radicalmente bajo esta nueva visión gubernamental en cuanto a la movilidad: los tranvías que corrían del Centro capitalino al sur fueron separados, a través de rejas, del tránsito vehicular para que les fuera posible correr a mayores velocidades . Para complementar a este nuevo sistema, se construyeron pasos a desnivel para vehículos y peatones.
Con estos cambios el uso de tranvías, trolebuses y camiones , se fue definiendo y los citadinos empezaban a decidir sobre cuál era el transporte que más les convenía.
Así lucen hoy por fuera los pasos peatonales de Calzada de Tlalpan. Varios de ellos tienen los accesos prácticamente bloqueados por puestos de comercio ambulante.
Según los datos que reportaba el entonces Departamento del Distrito Federal ( D.D.F.) la nueva vía libre permitía a “los metropolitanos trasladarse en automóvil desde Churubusco hasta la Plaza de la Constitución en sólo 7 minutos”, consolidándose así la visión de una ciudad moderna que pretendía el regente Ernesto P. Uruchurtu y que, quizás sin pensarlo o con toda la intención de hacerlo, definió la anatomía que la ciudad tiene hasta hoy.
Toma aérea de la Calzada de Tlalpan en los años sesenta. Colección Villasana - Torres.
De la innovación al olvido
De acuerdo al artículo “Los pasajes subterráneos de Tlalpan, olvidados y peligros” de Francisco Arceo en el diario “La Crónica” sobre la Calzada de Tlalpan existen 32 cruces subterráneos entre las estaciones de la Línea 2 del STC Metro -de Ermita a Viaducto- y que en esa época (2017), 28 carecían de vigilancia y se encontraban en mal estado.
“Los 32 pasajes se encuentran de avenida Río Churubusco hasta Lorenzo Bouturini; todos abren de 06:00 a 22:00 horas de lunes a viernes; 21 de estos le pertenecen a la delegación Benito Juárez y en la mayoría se pueden encontrar las mismas cosas: máquinas tragamonedas como si se tratara de pasillos destinados para el vicio, comerciantes ambulantes que venden ropa, mochilas, accesorios para celulares, etcétera”, describió Arceo. También existen peluquerías , sastrerías , papelerías o puestos de flores .
De acuerdo a su recorrido, el uso de estos pasajes varía según la zona, siendo los más concurridos los que se encuentran entre las estaciones del Metro Portales y Nativitas y mediante un sondeo en los restantes, pudo identificar que los usuarios preferían pagar los cinco pesos de la entrada del Metro antes que cruzar por el paso subterráneo.
Por su parte, el 23 de octubre de 2018, la diputada del Congreso de la Ciudad de México, Paula Soto exhortaba a las autoridades de las alcaldías donde se encuentran estos pasos subterráneos -Cuauhtémoc, Benito Juárez y Coyoacán- a que garantizarán seguridad a los usuarios al momento de utilizarlos y también garantías para los locatarios, ya que por la misma condición de descuido, eran víctimas de la delincuencia.
En el pasaje Nativitas, uno de los pasos a desnivel de la Calzada de Tlalpan, se puede apreciar que algunos cuentan con buena iluminación mientras que otros están muy obscuros y presentan paredes graffiteadas.
Paso gratis en estaciones de Línea 2
A inicios de la semana pasada se anunció que el gobierno capitalino estaba trabajando para que todas las estaciones de Metro de la Línea 2 pudieran funcionar como paso peatonal, siendo General Anaya una de las estaciones que ya está lista para tal cometido.
El modelo consistió en quitar los torniquetes de entrada de las estaciones y colocarlos en las escaleras que descienden al andén para que quien guste usarlo como puente peatonal , pueda hacerlo de manera gratuita. Por supuesto que esto ha generado opiniones a favor y en contra, ya que por lo reducido de los espacios y cantidad de torniquetes de acceso, en horarios pico se generan cuellos de botella que tienden a desesperar a los usuarios.
Aunado a esto, no ha habido campañas de comunicación donde el gobierno o las autoridades del STC Metro informen sobre esta nueva dinámica de la Línea 2 y de cómo serán las vías de acceso: “está increíble que lo hayan hecho, pero ¡uno se entera hasta que está aquí!” nos compartió Daniela Medina, una estudiante de danza del Centro Nacional de las Artes , otra de sus compañeras nos dijo “en las tardes se junta mucha gente, como en cualquier otra estación, pero esto es para entrar y luego es molesto”.
Nuevo paso por la estación de Metro General Anaya.
La iniciativa para modificar las estaciones del STC Metro tuvo una inversión de 100 millones de pesos y, quizás con el tiempo, las alcaldías que comparten la responsabilidad de cuidar los pasos a desnivel puedan generar un programa en el que garanticen un tránsito seguro para los locatarios y peatones, así como un mantenimiento digno a la infraestructura que por muchos años fue hito de la modernidad de la capital.
La foto comparativa muestra al moderno tranvía de la época que recorría las calzadas de San Antonio Abad y Tlalpan a gran velocidad y con los cuales surgieron los pasos peatonales a desnivel. Colección Villasana - Torres.
La imagen principal es de un tranvía de la Ciudad de México que corría sobre las calzadas de San Antonio Abad y Tlalpan alrededor de 1967, años previos a la llegada de la Línea 2 del STC Metro. Al fondo se observa un paso vehicular a desnivel. Archivo Fotógrafo. EL UNIVERSAL.
Fotografía antigua:
Colección Villasana - Torres, Archivo Fotográfico El Universal.
Fuentes:
México, Ciudad Majestuosa.
“Los pasajes subterráneos de Tlalpan, olvidados y peligrosos” de Francisco Arceo