Mochilazo en el tiempo

Las declaraciones de amor en los años 20

Una mirada, una carta o una flor eran los ideales para formalizar un noviazgo, según una “encuesta” en Tacuba de los años 20. Hoy, luego de 96 años al preguntar en el mismo lugar: ¿Usted cómo prefiere que se le declaren los hombres? vemos que las respuestas y las actitudes no han cambiado mucho

Las declaraciones de amor en los años 20
03/10/2018 |23:00
Redacción El Universal
Periodista de EL UNIVERSALVer perfil

Texto: Brenda Carreño Olmos

Fotos actuales: Cortesía de Paola Toxtega.

Diseño web: Miguel Ángel Garnica

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Una mirada, una carta, una flor o un paseo eran los ideales para entablar un noviazgo, así lo dictaba la conocida tradición del cortejo al menos en 1922, donde los terrenos del amor y la conquista quedaban en manos de los hombres, quienes debían tener la iniciativa y dar el “primer paso”.

Las relaciones de pareja y los códigos sociales con los que se rigen revolucionan con el paso de los años, aunque no de la noche a la mañana, pues en la segunda década del siglo XX la pregunta ¿Usted cómo prefiere que se le declaren los hombres? Se convertía en el eje de una inocente “encuesta”.

Gregorio Ortega, reportero de EL UNIVERSAL ILUSTRADO, se aventuró a conocer la opinión de jóvenes mujeres y dilucidar un poco sobre este aspecto del amor.

Una escuela, donde las mujeres son jóvenes y mantienen encendidas sus ilusiones, fue el primer lugar que visitó aquel 5 de octubre de 1922. A manera de crónica, nos lleva consigo: “La señorita directora accede a que se haga una encuesta inocente entre las más bellas de sus alumnas. Me pide que yo mismo las señale, deseando sin duda que ejercite mi buen gusto”.

Las señoritas encuestadas mostraron cierta renuencia, dudaban, se sentían agredidas en su vida privada, pero al final, respondían, algunas con timidez, otras con más detalles. Los bailes eran el ideal romántico para una declaración, bailar con un hombre “apuesto y alto”, acentuaban que debía ser rubio e incluso dieron a conocer sus gustos encarnados en artistas de la época como Wallace Reid, estadounidense, y Amleto Novelli, italiano.

Otras decían que las cartas y las llamadas telefónicas era lo que más les gustaba, aunque la mejor opción siempre sería dar el sí o el no de frente y de palabra. “-Señorita, ¿cómo prefiere usted que se le declaren los hombres?

Hay un terror súbito. Pero la señorita Otilia Zambrano se repone y me dice:

-A mí me gusta que se me declaren de una manera sobria y elegante. En pocas palabras, porque cuando me florean tengo la impresión de que quieren tomarme el pelo… ¡Ah! Y los bailes…

-¿Mi tipo de hombres? Antes prefería los chaparros y morenitos, buenos bailarines, mas como el tiempo pasa, mi ideal de hoy es el alto y blanco.

-Mire, nuestro artista de cine favorito es Wallace Reid, sólo como hombre; como artista Amleto Novelli. Son los de toda la Escuela, pero no lo vaya a decir, porque se disgusta la señorita Salcedo. ¿Baile? El fox…

-Elenita: A mí no me gusta escribir cartas que me las escriban, sí. Y yo contesto con un sí o un no, pero de palabra.

-Pero mire, dice Luz Ruiz, le confesaré que a mí me gusta lo romántico, y por eso prefiero que se me declaren por teléfono".

Declaración a la “flirt” o al estilo Edad Media

Curiosamente, existían distintos términos para denominar las técnicas de declaración o coqueteo como el “flirt”, “a la marinera” o “estilo Edad Media”. El flirt venía de Estados Unidos, al estilo de las chicas tenían la iniciativa y tomaban las riendas; a la marinera el texto no explica en qué consistía y a la Edad Media se intuye que era una declaración “valiente y acometida” del hombre mientras se bailaba con él, evocando a los caballeros del medioevo.

“La señorita Noemí Villaseñor había permanecido callada, en actitud un tanto tímida.

-Noemí-le digo-, usted es silenciosa. Dígame algo. Es justo. ¿Le agrada el flirt?

-¿El flirt? A todas nos agrada, pero ya como un arte de refinamiento y elegancia que es preciso saber practicar. A Elenita no le pregunte, a ella le gusta que se le declaren a la “marinera”…

María Cristina Izunza principió por hablarme de los bailes, de las fiestas campestres y de las noches de luna.

-Le platicaré que me gusta que se me declaren de una manera valiente y cometida, si posible fuera, estilo Edad Media. Sobre todo en los bailes, cuando se va bailando vals con un hombre rubio, bien parecido y elegante. Los periodistas me chocan por chismosos..."

El “flirt”, escribe Pepe Rouletabille, en “El amor y el flirt”, publicación de EL UNIVERSAL ILUSTRADO del 22 de Mayo de 1924, era un “bello deporte de salón y un manjar exquisito del espíritu”, practicado por mujeres estadounidenses, “las girls” decían no al amor melodramático y sí al flirt, lo practicaban aquellas que no temían al amor de los hombres, “sino lo traían de la rienda”. En “La provincia del flirt”, se presenta la provincia de Orizaba, en Veracruz, como uno de los lugares donde se llevaba a cabo la actividad de “Flirtear” y la definen como “Toda esa coquetería que las mujeres ensayan durante días en la casa, en la escuela, en la oficina”.

Las declaraciones de amor en los años 20
Las declaraciones de amor en los años 20

Planas de EL UNIVERSAL ILUSTRADO, "Crónicas de Nueva York" y “La provincia del Flirt”, 22 de Mayo de 1924. Hemeroteca de EL UNIVERSAL.

Regresando a la encuesta del redactor del ILUSTRADO, al lanzar la pregunta ante mujeres de mayor edad, con “aire de familia”, el reportero Ortega recibió ciertas amenazas y rotundas negativas.

“Una mecanógrafa amenazó con su novio. Además argumentó un reciente luto y otras consideraciones de familia.

-Entonces, si ningún hombre se le ha declarado, ¿cómo correspondió a su novio?

-Bueno, es el único. Y no me siga dando lata, porque si no lo llamo.

Otra empleada me dijo francamente que yo le había caído pesado, que ni en dos siglos le simpatizaría.

-No sea usted grosero. Si sigue haciendo esas preguntas lo remito con un gendarme…"

La novedad y la mayor sorpresa, escribió el reportero, surgió en una llamada telefónica con la señorita Margot, joven que vivía en “Tacuba un pueblo lleno de silencio, de ideas románticas, con un cine pequeño que apenas tiene concurrencia los domingos, porque muchas de las muchachas se van al Rosario. Hay dos, tres, cuatro iglesias. Cuatro o seis jardines…”.

Adelantada para la época, la respuesta de la señorita Margot encarna la liberación femenina y retrata un cambio radical en las ideas imperantes del momento:

-"Usted es muy anticuado, señor. Cree que todavía los hombres se les declaran a las mujeres y esto no es cierto. Ha pasado de moda. No me gusta que se me declaren los hombres, porque yo soy quien les hago el amor y me les declaro".

Las declaraciones de amor hoy

Con la intención de repetir en nuestros días este ejercicio de los años 20, en el mismo lugar que fue hecho, interrumpimos la cotidianidad de algunas transeúntes para ponerlas a pensar sobre sus gustos y observamos hasta qué punto las opiniones en torno al tema han cambiado. Nuestras entrevistadas prefirieron ser rostros ocultos y evitaron a toda costa ser fotografiadas.

¿Cómo responden las mujeres de 2018 a esta pregunta 96 años después? Entre puestos ambulantes fuera del metro Tacuba, la iglesia de San Gabriel Arcángel, personas que caminan a prisa, van retrasadas y no quieren ser interrumpidas; sin embargo, interrogamos a varias jóvenes mujeres.

Tacuba ahora es catalogada como “una de las más tristes y abandonadas de la metrópoli… recorrerla es un martirio. No importa si es a pie, en automóvil, en autobús o en micro. Uno encuentra la calle del atraso, con perfiles que parecen trazados a navajazos”, escribe Héctor de Mauleón en su crónica “Por México-Tacuba. Con amor y sordidez”.

Las declaraciones de amor en los años 20

Vista aérea del poblado de Tacuba. En el centro se ve la iglesia de San Gabriel Arcángel, con jardines y kiosco al frente, y del lado derecho está el palacio municipal. Más atrás, en diagonal, se distinguen las vías del ferrocarril que salía de la Estación Colonia. El primero de enero de 1929 Tacuba pasó a formar parte de la Ciudad de México. Colección y pie de foto Carlos Villasana.

Una joven desciende del transporte público, se llama Marlene, porta su uniforme del colegio, ¿Cómo te gusta que se te declaren los hombres? Pareciera que la pregunta le es familiar, no hay ningún gesto de sorpresa en su rostro, primero un “no sé”, después: “Con un cartel, se me hace muy bonito”. Respecto a su tipo de hombres responde: “No hay uno en específico, me gustan como sea”.

Dos amigas caminan juntas hacia la entrada del Metro, desconfían de la petición para entrevistarlas y al escuchar la cuestión, voltean los ojos, no dicen nada sólo siguen su camino, la pregunta las incita a apresurarse y alejarse para no responder.

Allá otra chica transita con sus audífonos, va tan tranquila que se asusta al escuchar “¿cuál es tú tipo ideal de hombre?” un “no sé” de entrada, después de pensarlo por unos segundos: “tranquilo y aplicado, no importa tanto lo físico, sino que sea atento” ¿Cómo fue tu última declaración de amor? “Empezamos siendo amigos y él se me declaró diciendo que si quería salir con él, y yo entendí que si quería salir a algún lugar, no entendí que de novios” nos dice Montse.

Después de varias negaciones de las transeúntes a ser encuestadas, nos encontramos con Ariadna, a quien le gusta que se le declaren “en persona, nada de eso de mensajes, mi tipo ideal: trabajador y responsable, físicamente tengo un estereotipo: altos y delgados” la declaración que más recuerda fue cuando “festejamos mi cumpleaños y él llevaba un cartel y un pastel”.

Las declaraciones de amor en los años 20
Las declaraciones de amor en los años 20

Algunas entrevistadas dijeron que no hubo declaración de amor al iniciar su noviazgo, simplemente salieron juntos. La imagen antigua es de los años 80. La actual fue hecha de forma intencional para semejar a la antigua, cortesía de Paola Toxtega.

Nos introducimos al metro y en el transborde de Tacuba a Rosario, Itzel está en su puesto de accesorios, acomoda su mercancía, al escuchar la pregunta emite una risita nerviosa, baja la mirada, se apena, “¡ay dios!” Un silencio total, por fin habla y dice: “Alguna vez se me declararon en un parque y fue directo”, “la verdad es que el hombre perfecto no existe, sólo debe ser él mismo y mostrarse tal cual es”.

Lucero Angélica se encuentra platicando con su novio, acepta responder, se lleva las manos a la cara “¡Ay, no sé!”, risas, “mi novio se me declaró directo, afuera de mi casa, pero me hubiera gustado que fuera más romántico, con unas flores, alguna cena…el físico no me importa, ahorita ya no hay fieles, pero me gusta la fidelidad y lo romántico, cariñoso, no tan empalagoso”.

En el vagón de mujeres, le preguntamos a Ximena: “Me gusta que sea de frente y que me digan por qué les gusto, mi tipo ideal es muy inteligente; físicamente: alto y con cabello chinito. Mi último novio me lo dijo en una carta y después en persona”.

A continuación, otra de ellas se niega a proporcionar su nombre, viste de enfermera, se ríe y dice que no se le han declarado muchos hombres: “Empecé a salir con un chico, después de un año y medio le pregunté que si ya éramos novios, me dijo sí, no hubo declaración, para mí fue ideal… me gustan cultos y divertidos”.

A unos pasos de distancia, Bárbara Sánchez nos mira con interés por la pregunta y responde: “Románticamente, que me digan bonita… físicamente me gustan altos, delgados, con barba, y en forma de ser: diferentes a los demás, con más aspiraciones de lo normal”.

Las declaraciones de amor en los años 20

En la actualidad, entre las parejas, no necesariamente es el hombre quien toma la iniciativa de declarar amor como era costumbre en décadas anteriores. Imagen de Paola Toxtega/Cortesía.

Nos acercamos a un grupo pequeño, son compañeras de trabajo, se miran mutuamente con curiosidad e interés. Ellas prefieren las declaraciones con detalles como globos o chocolates, Magali Trinidad específica: “Me gustan los girasoles o las flores de color azul”, Berenice indica: “A mi último novio le daba pena pedírmelo porque fui la primera, anteriormente las chicas se le declaraban”, Jessica agrega: “Físicamente me gustan no muy guapos”.

Finalmente, una chica recargada en la pared ni siquiera se inmuta por la pregunta, dice algo así como "ash me da igual, eso no me importa, sólo que lo digan y ya”.

¿Cómo prefiere usted que se le declaren los hombres? Tanto en 1922 como en 2018, es una pregunta que desata risas, caras de desconcierto, pena, molestia y hasta la negación a responder.

A 96 años de este ejercicio podemos observar cómo ha cambiado la percepción de una declaración de amor, pues en 2018 para muchas mujeres ya no es necesario hacerlo y no tiene relevancia, pero para algunas aún se manifiesta la ilusión por hombres cultos e inteligentes, las cartas, la manera directa para iniciar una relación, el deseo por los pequeños detalles y las atenciones.

La imagen principal es una página de EL UNIVERSAL ILUSTRADO del 5 de octubre de 1922.

La imagen comparativa antigua es de nuestro archivo fotográfico, se trata de una pareja en un parque en la década de los 80. La actual fue tomada de forma intencional con base en la antigua, gracias a los jóvenes que participaron.

Fuentes:

EL UNIVERSAL ILUSTRADO del 5 de octubre de 1922.

Archivo fotográfico EL UNIVERSAL

Entrevistas a jóvenes de entre 19-24 años en Tacuba

De Mualeón, Héctor (2015). “Por México-Tacuba. Con amor y sordidez” en La ciudad que nos inventa.