Texto: Elisa Villa Román
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Miguel Ángel Garnica
La primera mujer que se tituló de una ingeniería en México fue Concepción Mendizábal Mendoza , en 1930. Contrario a lo que se podría pensar, el día que presentó su examen profesional sus sinodales celebraron el hecho de que fuera la primera mujer en titularse en esta profesión.
Estudiar ingeniería en la Escuela Nacional de Ingenieros no era poca cosa. El edificio albergaba el laboratorio de “ensayes” de materiales, uno de los más sofisticados del país en la época en que Concepción pasó por sus aulas.
Mendizábal realizando una prueba de viscosidad a un aceite en 1929. Es posible leer la historia del laboratorio, aquí: https://goo.gl/aWoXJ1. Foto: Cortesía del Acervo Histórico del Palacio de Minería.
Ahí realizó pruebas de materiales para sus memorias de la ingeniería que concluyó con calificaciones sobresalientes. El texto mecanografiado todavía se conserva en el acervo de esa institución en el hoy Palacio de Minería.
Concepción Mendizábal nació en la Ciudad de México el 4 de marzo de 1893. Sus padres fueron el ingeniero Joaquín Mendizábal y Tamborrel y Luisa Mendoza Gutiérrez. Tuvo una hermana llamada María de la Luz y es muy probable que el ambiente académico donde se desenvolvía su padre la motivara a estudiar una ingeniería.
Pero la incursión de las mujeres en la vida académica no fue fácil. Las crónicas del siglo XIX relatan cómo eran vistas por la sociedad: seres pasivos e impotentes, absorbidas por los deberes familiares, confinadas en el hogar y totalmente subordinadas a los hombres[1].
Salón Principal de la Biblioteca Ing. Antonio M. Anza del Acervo Histórico. En esta biblioteca, que alguna vez fue laboratorio, Concepción Mendizábal realizó pruebas de materiales para sus estudios de ingeniería. Se tiene documentado que éste fue el primer laboratorio de su tipo en México, erigido entre 1893 y 1898 por el arquitecto Antonio M. Anza (1847-1925). Hoy, el recinto alberga una colección de 200 mil ejemplares de libros, revistas, folletos, apuntes y tesis que cubren más de cinco siglos de historia en el Palacio de Minería. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
Doña Frances “Fanny” Inglis llegó al país en 1839 acompañando a su esposo Pedro Calderón de la Barca , quien fue el primer ministro español del México independiente. En su diario escribió: “ ¿En qué ocupan su tiempo las mujeres mexicanas? No leen, no escriben, no hacen vida social. En su mayoría no juegan, no dibujan, no van al teatro, no celebran bailes y tampoco andan a caballo. Lo que no hacen está claro pero, ¿qué es lo que hacen?”.
Tiempo después, doña Fanny hizo amistad con mujeres mexicanas y escribió que dedicaban su vida a obras de caridad, a la iglesia y a cuidar a su familia . Para ella, la vida de la mujer mexicana no era ociosa ni inútil, dice la investigadora Silvia Marina Arrom en su libro “Las mujeres de la Ciudad de México”.
Arrom señala que la capital del país es el lugar ideal para estudiar a las mujeres durante los últimos años de la colonia y los primeros de la República, pues las ideas y las instituciones nuevas se abrían camino rápidamente en ella. Fue en este contexto histórico que nació y estudió en esta ciudad la primera ingeniera mexicana.
Concepción Mendizábal inició sus estudios en la Normal para Maestras de la capital de 1913 a 1917, donde obtuvo excelentes calificaciones. Pero quería más y dos años después se inscribió a los cursos de matemáticas superiores de la Escuela de Altos Estudios. Para 1921, Concepción iniciaba la carrera de ingeniería civil en la Escuela Nacional de Ingenieros que hasta esa fecha sólo había admitido a cuatro mujeres, pero ninguna se había graduado.
Sin embargo, Mendizábal no contaba con un certificado de bachillerato e ingresó como oyente, hasta que logró que las materias de la escuela normal fueran consideradas equivalentes. Pero la vida académica de Concepción también tuvo algunos altibajos.
En 1926, en plena carrera universitaria, su padre falleció. En las gacetas de la época aplaudieron el hecho de que la joven se ausentara algunos días para vivir su duelo , pero continuó sus estudios con diligencia hasta que concluyó con un promedio notable.
“La carrera de ingeniero había quedado fuera de las aspiraciones de los anhelos femeniles. Lo rígido de las materias, lo inapropiado para la mujer de abordar muchos de los trabajos hacen en gran parte inaccesible para la mujer esta difícil y noble profesión…
… por esto resalta la actitud, constancia y decidida voluntad de la señorita Mendizábal”, escribieron en la revista de la Escuela Nacional de Ingenieros. Páginas de las memorias de prácticas de Concepción Mendizábal. Foto: Elisa Villa-Román
“No obstante la rudeza de un golpe de esa magnitud, sobre todo para la constitución delicada de una mujer, después de la dolorosa ausencia de unos cuantos días de duelo, volvió la señorita Mendizábal a reanudar sus labores. Y ni el año ya tan avanzado ni su pena tan intensa, la hicieron flaquear lo más mínimo ”, se lee en la gaceta universitaria de la escuela de ingeniería.
En 1927, Concepción terminó la carrera y solicitó su examen profesional en enero de 1930. Su tesis se tituló Proyecto de una torre elevada de concreto armado para 300 metros cúbicos de agua, de 20 metros de alto con un mirador en la parte superior, desarrollando los principales detalles de la construcción.
El 11 de febrero de ese año, Mendizábal presentó su tesis frente a sus profesores Alberto Barocio, Salvador Medina, Ángel Peimbert y Eugenio Kleimberg como sinodales. Dedicó su obra al esfuerzo y trabajo duro para lograr sus metas e hizo énfasis en su papel como mujer ingeniera.
La revista de su escuela dedicó una página completa a Mendizábal en el artículo Primera mujer obtiene en México el título de ingeniero civil. "No obstante la condición de su sexo, el jurado en cumplimiento de su deber se mostró con igual rigidez que con los demás pasantes de ingeniería que han examinado y el otorgarle la nota aprobatoria en esta forma ha sido para la señorita ingeniero motivo más de satisfacción y prueba de su competencia", publicó la revista.
Además de su tesis (que más tarde se guardó en la Biblioteca Central de la UNAM), Concepción escribió sus memorias de prácticas que todavía se pueden encontrar en el Palacio de Minería , disponibles para todo público. El trabajo incluye fotografías que se presume fueron tomadas por ella. Omar Escamilla González, responsable del Acervo Histórico de dicha institución, dice que Concepción sabía que su trabajo pasaría a la historia por ser la primera ingeniera mexicana.
“No obstante la condición de su sexo, el jurado se mostró con igual rigidez que con los demás pasantes de Ingeniería que han examinado”. Revista de la Escuela Nacional de Ingenieros. En la imagen se muestra una nota hecha a mano en las memorias de prácticas de Concepción Mendizábal. Foto: Elisa Villa-Román
“Es muy raro que una tesis de esa época tuviera fotos, porque era muy caro. Pero Mendizábal se sabía importante , sabía que pasaría a la historia e hizo el esfuerzo por incluir fotografías”. En una de las fotos se ve a la joven haciendo pruebas en un laboratorio. Hoy sólo se conocen tres retratos de ella.
Actualmente ser ingeniera en México no es tarea fácil. La doctora en Pedagogía Martha Rosa del Moral Nieto, de la UNAM, creó el Coloquio de Mujeres Ingenieras en 2005 y así encontró la historia de Concepción Mendizábal, entre otras ingenieras.
Del Moral realizó una amplia investigación sobre ingenieras mexicanas y decidió hacer énfasis en el papel de la mujer en esa área. “Me decían que ‘mujer ingeniera’ era un pleonasmo, que no podía titular así al coloquio. Pero yo les dije que ellas no sólo estudiaron ingeniería ; son mujeres que han tenido hijos y les ayudan con la tarea; mujeres que después de dar clases, van a sus casas a atender a sus familias. Hay que visibilizar eso”.
La doctora menciona que históricamente, las ingenierías fueron carreras difíciles por el ambiente estudiantil que se vivía en las aulas. Recuerda que su abuelo fue estudiante en el hoy Palacio de Minería en los años 30 y que las novatadas incluían malos tratos hacia los alumnos de nuevo ingreso, como llenarlos de chapopote y arrojarles plumas.
En esta fotografía de 1951 posan varias mujeres de diferentes disciplinas, todas universitarias, con el maestro Adrián Giombini. De acuerdo con la doctora Martha Rosa del Moral Nieto, Coordinadora del Área Disciplinar e Investigación Educativa en el Centro de Docencia de la Facultad de Ingeniería UNAM, un tercio de la matrícula en ingenierías es ocupada por mujeres.
Del Moral opina que las mujeres terminan la carrera en el tiempo establecido y se titulan más rápido. Foto 1: cortesía del Acervo Histórico del Palacio de Minería. Foto 2: Archivo EL UNIVERSAL.
Sostiene que en años recientes las mujeres se han ido abriendo paso en esa área, pero que la sociedad les puso obstáculos. “En las construcciones era común que los albañiles no quisieran trabajar con mujeres. Decían si viene una vieja a la construcción, se sala la obra. También era común que en las minas no permitieran entrar a ingenieras por miedo a que hubiera un accidente”, lamenta.
También asegura que las actividades para visibilizar el papel de la mujer en la ingeniería son importantes para atraer a las jóvenes a estas carreras. “Si no hacemos difusión, nadie se entera de que existen”. Por eso recuerda a Mendizábal como la primera ingeniera que logró titularse, pero hace énfasis que antes hubo otras mujeres que por alguna razón no lograron concluir la carrera.
De acuerdo con la Coordinación de Comunicación de la Facultad de Ingeniería, pasaron ocho años para que otra mujer se titulara en esa carrera. Se trató de Laura Cuevas Bulnes, ingeniera civil; un año después, fue el turno de María del Carmen Grimaldo en la misma carrera. De 1930 a 1954 se recibieron doce mujeres, todas como ingenieras civiles, hasta que en 1956 Enriqueta García Amaro se tituló como ingeniera topógrafa. La fotografía muestra una línea del tiempo colocada en la Facultad de Ingeniería, de la UNAM, donde destaca el nombre de Concepción Mendizábal. Foto: Elisa Villa-Román.
Concepción Mendizábal fue reconocida por su escuela como una mujer constante, decidida y de gran actitud. Se sabe que se dedicó a actividades académicas en la Universidad y en Petróleos Mexicanos. En 1974 recibió el premio “Ruth Rivera” para honrar su desempeño profesional.
Mendizábal falleció el 23 de noviembre de 1985. Nunca se casó ni tuvo hijos. En las líneas finales de la revista de su escuela, escribieron: “su inteligencia, su dedicación y su carácter modesto la llevarán a nuevas esferas de éxito. Estamos seguros de ello”. Sin duda, así fue.
La foto principal es un retrato de Concepción Mendizábal en los años 30, cortesía del Acervo Histórico del Palacio de Minería.
La foto comparativa antigua es el Palacio de Minería en 1919, cortesía del Acervo Histórico del Palacio de Minería.
La foto actual, es la fachada de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Cortesía de Mauricio Mejía.
Fuentes
Archivo de la Hemeroteca de EL UNIVERSAL
Archivo de la Fototeca de EL UNIVERSAL
Acervo Histórico del Palacio de Minería
“De armas tomar: Feministas y luchadoras sociales de la Revolución Mexicana”, libro de Ángel Gilberto Adame
"Las mujeres de la Ciudad de México", libro de Silvia Marina Arrom [1]
“Memorias de práctica de la alumna Concepción de Mendizábal, hechas en los Laboratorios de Ensayes de Materiales de la Escuela y la Comisión N. de Caminos, 1928-1929”.