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Texto: Carlos Villasana y Abida Ventura
Fotografía actual:
David Sánchez
Diseño web:
Miguel Ángel Garnica
“Un mundo sin perfume, sería un mundo sin historia”
, reza un letrero que apenas se distingue en la pared de un local. Y en esta calle, el perfume sí que ha dejado rastros en nuestra historia. Considerada como una de las vías más antiguas de la ciudad, Tacuba ha sido desde el porfiriato la calle de los aromas . El negocio de fragancias en todas sus presentaciones también ha ocupado otras vías del Centro; diversas farmacias o boticas antiguas también llegaron a ser puntos de venta, pero es ahí donde históricamente se ha concentrado ese tipo de comercio.
Publicidad del año de 1909 de la tienda departamental “El Puerto de Liverpool” que contaba con una gran variedad de selectos perfumes.
La memoria olfativa del mexicano bien se podría reconstruir siguiendo la transformación de ese trayecto que en tiempos prehispánicos formaba parte de una de las cuatro calzadas de Tenochtitlán . Un viaje en el tiempo nos trasladaría, primero, a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando abundaban las esencias francesas que perfumaron a la sociedad porfiriana; luego, a los años 40 y 50, donde sobresalían las pócimas mágicas utilizadas por las estrellas del cine mexicano de la Época de Oro, en ese ambiente ya se percibían también las colonias populares que aún permanecen en el gusto de la gente; unas décadas más tarde seguiríamos viendo las marcas francesas , compitiendo con las estadounidenses.
Publicidad mexicana de la reconocida marca Chanel en los años treinta.
Hoy, además de los perfumes clásicos (originales o similares), los aparadores de esos locales -mayoritariamente franquicias de una o dos cadenas- están ocupados por l ociones de precios económicos , frascos con esencias de un incontable número de familias olfativas , bases, extractos , frascos, atomizadores , pipetas, accesorios y todo lo necesario para que el cliente experimente mezclas a su gusto. Al cliente lo que pida: loción Siete Machos en todas las presentaciones (loción, jabón, veladora, varas de incienso...), feromonas para hombres y mujeres; envases de su elección, un balón de futbol, una “María Linda” de cualquier etnia o un cristal esculpido en forma de silueta de una mujer desnuda.
Y ahí, entre toda esa mezcla de olores, es donde el 18 de julio abrirá sus puertas el Museo del Perfume (MUPE), un proyecto de la iniciativa privada que rescatará la historia de esta sustancia aromática. El recinto tendrá como sede una casona de finales del siglo XIX, en Tacuba 12 . Tras cinco años de rehabilitación, el inmueble que según ciertas crónicas perteneció a la familia de don Manuel Romero Rubio, suegro de Porfirio Díaz, está listo para alojar ese recinto que ofrecerá una experiencia olfativa única.
Será un espacio para conocer la magia del perfume , dijo a EL UNIVERSAL la directora creativa del Museo, Fiorella Antonella Alberti. En 9 salas, dos inmersivas, se podrá conocer la importancia de las fragancias en la antigüedad, su presencia en las artes , la literatura , la publicidad ; oler distintos aromas, conocer las materias primas, procedencia, así como una emblemática colección de tres mil perfumeros , con piezas que van desde mediados del siglo XIX hasta de los años 70’s y 90’s, desde envases de boticario y de las primeras fragancias, hasta algunos de ediciones limitadas o icónicos.
En un salón de la segunda planta del edificio, entre los aromas y ruidos que se filtran por sus grandes ventanales y balcones que dan hacia Tacuba, el museo contará la aportación de México a esa industria, la tradición perfumera del país, su presencia en el imaginario popular.
En el mercado mundial, México no logró establecer grandes casas perfumeras, como lo hizo Francia, por ejemplo. Sin embargo, según Pamela Ruiz, curadora y encargada de la investigación histórica del proyecto, los mexicanos han sido grandes consumidores y el país ha sido históricamente una de las principales regiones exportadoras de materia prima para las marcas europeas. La prueba está en la gran oferta de esencias aromáticas que se puede encontrar sobre Tacuba. El cliente encuentra ahí los ingredientes para imitar su perfume favorito, probar con nuevas mezclas, experimentar con las más exóticas.
Un paseo olfativo
Pasear por esa calle es descubrir el mundo de la perfumería , un comercio que se impuso en la zona durante el porfiriato pero cuyas huellas se pueden rastrear hasta época anteriores.
El carácter comercial de esta calle se remonta hasta tiempos prehispánicos, cuando formaba parte de la calzada México-Tacuba, el camino por donde los habitantes de poblaciones vecinas transportaban sus productos hasta Tenochtitlán. Según Ruiz, en esos cargamentos también llegaban materias primas que hasta hoy se utilizan para la fabricación de fragancias.
Publicidad de los años cuarenta de la gran perfumería “La Maja” que se encontraba en la calle de Tacuba número 92, ubicada en el hoy Centro Histórico de la capital.
Durante la Nueva España, en la extensión que hoy cubre el Museo Nacional de Arte (MUNAL) hasta la esquina de Allende, estaba el colegio jesuita de San Andrés . De finales del siglo XVIII a la segunda mitad del siglo XIX fue hospital y durante ese tiempo abundaron las boticas en la zona. Es en estos tradicionales laboratorios donde, décadas más tarde, cuando la Revolución Mexicana puso en pausa las importaciones de productos europeos, comenzaron a fabricarse algunas fragancias, entre ellas las más populares como Siete Machos , el Agua de colonia Sanborns , la Añeja Lavanda . “De ahí surgen éstas que se convierten luego en iconos del aroma mexicano, que no son los perfumes sofisticados, pero son productos que todo mundo identifica”, dijo Ruiz.
Para los años 40 y 50, con el boom del cine mexicano y el glamour de sus estrellas, la tradición perfumera también vivió una gran época. Divas, como María Félix, consumían elegantes perfumes que solo podían encontrar en estas calles. En esa época, además de las fragancias francesas, como la famosa Joy de Jean Patou que utilizaba “La Doña”, comenzaron a llegar marcas españolas, como Maja de casa Myrurgia.
De “La rosa de Guadalupe” a la “Cocaína en flor”
“Los gustos van cambiando por épocas, en los 60 se vive el auge de Guerlain , Coty , de tradición francesa; en los 90, en el mercado hay más firmas estadounidenses”, refirió la investigadora. Esos cambios de tendencias, la publicidad con la que las grandes marcas promocionaban sus novedades o cómo se promocionaban las perfumerías antiguas, se pueden conocer mejor a través de la publicidad de la época.
En una búsqueda realizada por EL UNIVERSAL en archivos se ve que ya desde 1928, por ejemplo, se publicitaban jabones y fragancias que evocaban el recuerdo de las piscinas romanas. Es el caso de “La rosa de Guadalupe” que promocionaba jabones cuya principal virtud era combinar en un producto una fragancia agradable y propiedades saludables para la piel.
Para 1940 abundaron los perfumes de origen francés: Vertige de la parisina Coty, Je reviens de casa Worth; y el exquisito y todavía icónico Chanel, sus anuncios apelaban al recuerdo de la mujer amada. También llegaron los de origen español, sobre todo los de Myrurgia que se vendían en la perfumería La Ópera, en Isabel La Católica. De la tradición perfumera de ese país tomaban su nombre algunos negocios, como Gran Perfumería La Maja, el cual vendía perfumes, bolsas, regalos, en Tacuba 92.
Hacia finales de los 50 llaman la atención anuncios de fragancias con nombres que hoy olerían a escándalo, como “Loción Cocaína en flor” , lanzada en 1933 por la firma catalana Parera, y que en México se promocionaba como una pócima sutil, atrevida.
Publicidad de 1940 del perfume “Cocaína en flor”.
Negocios con historia
De esos años hoy apenas sobreviven dos perfumerías . Una de ellas es Novelty , fundada a principios del siglo XX por una familia de apellido Cabrales, y que ostenta el título de ser la primera registrada en el país. Por más de siete décadas vendió marcas importadas de Europa en un edificio ubicado en Tacuba 71, pero cerró hace unas semanas. Según los propietarios, no es un cierre definitivo, sino una mudanza; tendrá nueva sede, fuera del Centro Histórico. Así terminó un ciclo esta antigua empresa mexicana que en aquel edificio llegó a tener entre sus clientes frecuentes a personalidades como Angélica María , quien acudía a probar y a buscar sus fragancias recién llegadas de Francia.
Vista del local de la Perfumería Novelty, en la calle de Tacuba 71, en los años ochenta.
La más antigua que queda sobre esta emblemática calle es Tacuba 13. Fundada en 1936, esta perfumería ha pasado por varios dueños pero conserva los aires de aquella época. En su edificio de estilo Art Decó, entre mobiliario y letreros antiguos, están las vitrinas con esencias, productos para perfumistas y envases de todo tipo.
Una leyenda de amor en una joya porfiriana
Es justo en frente de esta sobreviviente donde estará el Museo del Perfume . Los muros de esa casona también guardan más de un siglo de historia y, sobre todo, una leyenda de amor porfiriana. Según se relata en el álbum gráfico México en el Tiempo: Fisonomía de una Ciudad (1945), editado por Roberto Olavarría, fue desde sus balcones donde surgió el flechazo entre Porfirio Díaz y Carmen Romero Rubio , su segunda esposa: “Desde estos balcones, un día Carmelita, la joven hija de don Manuel, vió (sic) que entraba en triunfo un caudillo en ascenso, don Porfirio Díaz. El vencedor de tantos combates acababa de derrotar a Lerdo de Tejada, iniciando su propia época. De ese primer encuentro entre Carmelita y el victorioso Porfirio Díaz, había de nacer algo que sólo la muerte pudo destruir”.
Según esta publicación, en los años 40 había ahí una sastrería . También albergó una tienda de banderas , joyerías , un consultorio dental y hasta despachos de abogados. Durante 80 años permaneció abandonado, hasta que hace 10 años se decidió rescatarlo. Alicia Vega, museóloga del MUPE, recordó que fue hace cuatro años cuando, por fin, iniciaron los trabajos de restauración para instalar ahí este recinto que se podrá visitar a partir del 18 de julio, de martes a domingo, de 10 a 18 horas. La entrada costará 75 pesos.
Como la historia del perfume, la calle de Tacuba se sigue transformado y reinventado. Hoy, mientras uno de los negocios de fragancias más antiguos baja sus cortinas, se erige un nuevo proyecto para rescatar los aromas que se han quedado entre esos viejos edificios y en la memoria de los mexicanos.
En nuestra fotografía principal se observa un aparador y a una vendedora del área de perfumería de una tienda departamental a inicios de los años sesenta. En tanto que la imagen comparativa antigua fue captada a mediados de los años cuarenta, cuando alojaba el local de “La Principal”, reconocida sastrería civil y militar. Dicho inmueble será ahora la sede del Museo del Perfume.
Fotografía antigua: Colección Villasana/Torres
Fuentes: Entrevistas con la directora creativa del Museo del Perfume, Fiorella Antonella Alberti; Pamela Ruiz, curadora y encargada de la investigación histórica del proyecto y Alicia Vega museóloga de este sitio.