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Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez
Fotografía actual:
Juan Carlos Briones
Diseño web:
Miguel Ángel Garnica
Una de las avenidas que conserva su nombre desde que la ciudad estaba llena de brazos de agua es La Viga , por donde corría un canal cuyas aguas llegaban a los lagos de Chalco y Xochimilco y, como cualquier avenida de la actualidad, cambiaba de nombre según el tramo donde cruzara: Acequia Real , Canal de Santa Anita, de Iztacalco , San Juanico, Mexicaltzingo , Canal Nacional, entre otros.
El canal tenía una función doble, la de ser una ruta para proveer a la ciudad de alimentos y también el ser un sitio de paseo para la sociedad capitalina. El paseo iniciaba en el embarcadero, frente a la actual Prepa 7 de la UNAM , y terminaba donde estaba la Garita. Por un lado corría el canal y, en paralelo, los carros, caballos o peatones, cada uno con su carril de ida y el de regreso.
El paseo iniciaba en el embarcadero, frente a la actual Prepa 7, y terminaba donde estaba la antigua Garita. Fotografía de principios del siglo XX. Colección Villasana - Torres.
Canal de la Viga a principios del siglo XX. Colección Villasana-Torres.
Fue una de las rutas comerciales más importantes de la capital , por ello en el punto donde hoy convergen las actuales Calzada de La Viga y la Calzada Chabacano, se encontraba la Garita de La Viga , edificación que funcionaba como aduana para las alargadas canoas -cargadas de mercancía- que pretendían entrar a la Ciudad de México. El costo del impuesto variaba si el producto eran verduras , flores, bebidas , hierbas o productos comestibles ; "y eso es lo que va a originar la presencia de mercados de éste lado de la capital, como el mercado de Jamaica , Sonora o la Merced ", dice a EL UNIVERSAL Juan Carlos Briones, vecino de la zona.
Asimismo, Juan Carlos comenta que "el sitio era importante porque era pintoresco y porque muchos de los comerciantes vendían una parte de su mercancía para pasar menos "cargados" a la Garita y pagar menos peaje. Esa actividad fue el origen del mercado de Jamaica, que luego se instaló a la orilla del canal hasta Avenida del Taller. En ese punto estaba el famoso Puente de Jamaica , muy mencionado en crónicas y demás."
Las canoas estaban cargadas de los menesteres para el consumo dentro de la capital. Finales del siglo XIX. Colección Villasana - Torres.
Otro de los mercados más recordados de la zona que, a pesar de que ya no se encuentra sobre la calzada sigue distinguiendo a La Viga, es el de los pescados y mariscos . Éste se levantó a mediados del siglo XX, en parte del predio que ocupaba una antigua fábrica de alcohol, de nombre “La Gran Unión” y se hizo tradicional ya que al estar a unos minutos del Centro de la capital, pasó a ser la central de abastos de productos del mar para la Ciudad de México.
A pesar de que se podría pensar que el motivo por el cual existía el mercado es que había vida acuática en el canal, lo cierto es que simplemente se estableció ahí por la importancia comercial de La Viga : en los mercados que se tendían por el canal se vendían productos que se producían no sólo en la capital, sino en todo el país.
En el mercado se podían encontrar pescados y mariscos que provenían de las costas mexicanas en gran variedad , cantidad y a buen precio y su presencia sumó a las coloridas fiestas que distinguían al canal desde tiempos previos: Salvador Novo cuenta en Los paseos de la Ciudad de México que una de las fechas más populares para disfrutar del Paseo y Canal de La Viga era el tradicional Viernes de Dolores , previo a Semana Santa.
De acuerdo con la investigación del autor, en esas fechas el muelle de La Viga lucía repleto para abordar las trajineras o los pequeños barcos de vapor que solían navegar por el Canal -ambos adornados con decenas de flores- con destino a Santa Anita , Iztacalco o Mexicaltzingo mientras que en el ambiente, se percibían el aroma y el estruendo de los cohetes.
"Hubo un momento donde el canal se volvió un muladar , había lirio por todas partes, suciedad y hasta animales muertos flotando. Estaba totalmente contaminado y para los pueblos cercanos al canal significó dos cosas, librarse de un ambiente insalubre pero también verse afectados porque eran zonas de tradición lacustre y vivían del comercio, con su desaparición también perdieron parte de su identidad. Cabe resaltar que este canal fue el principal proveedor de alimento y bebida de la Ciudad por cuatro siglos", explicó Juan Carlos.
En este mapa se señala en rosa la ubicación del Mercado original de La Viga, sobre ese lado de la calzada hay más de 10 restaurantes establecidos de mariscos. El recuadro naranja indica al mercado ambulante que se instala cada ocho días, que abarca tres carriles de la calzada.
Ya entrada la década de 1990 , la capacidad de la central de pescados y mariscos se vio rebasada y tuvo que trasladarse a un espacio más amplio. Las nuevas instalaciones se construyeron junto a la Central de Abastos de Iztapalapa y se le dio el nombre de "Nueva Viga" , haciéndole honor al viejo mercado que aún, pero en menor escala, sigue vendiendo.
Fotografía de "la vieja Viga" en 1993, poco antes de su reubicación. Foto: EL UNIVERSAL.
Las que solían ser sus bodegas fueron convertidas en bodegas de pollo , que hasta hoy en día siguen funcionando; mientras tanto el mercado popular se sigue colocando en la acera poniente de la calzada de La Viga y en el lado oriente, adjunto a las bodegas, se encuentran restaurantes especializados en pescados y mariscos, lo que lo hace aún hoy en día un lugar muy visitado, ubicado sobre calzada de La Viga, entre Lorenzo Boturini y el callejón de Cuitláhuac.
Durante un recorrido por el sitio, EL UNIVERSAL tuvo la intención de encontrar al puesto más antiguo sobre el tramo en el que solía estar el mercado -la manzana entre calzada de La Viga, Lorenzo Boturini y callejón de Cuitláhuac-; sin embargo, por ser fin de semana y tener mucho trabajo, los locatarios nos dijeron “no tener tiempo” pero nos presentaron a un conocido que vio al mercado de La Viga cuando existía, el señor Luis Enríquez.
Luis fue a Prepa 7 -que está a un par de cuadras- a finales de la década de los años setenta, recuerda que el olor a pescado a veces solía llegar hasta el salón de clases: “yo vivo muy cerca de aquí, entonces solía caminar por La Viga. Realmente no sé cuál es el sitio más viejo de estos puestos, porque han ido cambiando al paso del tiempo: cuando cerró el mercado original abrieron muchos restaurantes y del otro lado se empezó a establecer el mercado ambulante que viene cada ocho días”.
Luis recuerda que la gente se quejaba mucho de que el sitio empezaba a ser insalubre debido a que los puestos, al igual que ahora, eran tablas inclinadas con una cama de hielo en donde se tendían los productos del mar ; el deshielo y la exposición al sol hacían que entre más cerca se estuviera del mercado, se desprendiera un fuerte hedor.
“En esa época y ahorita, el pescado era muy caro; la gente no podía comprar con facilidad un kilo… pienso que lo mejor fue que se lo llevaran; pero a pesar de eso las bodegas de pescado pasaron a guardar pollo y pues hasta ahorita puedes ver cómo van y vienen trailers por las mañanas”, dice.
El mercado ambulante, como lo llamó don Luis, ocupa tres carriles de la avenida La Viga y si uno pasea entre los puestos de comida los vendedores te puedes encontrar con “marchantes” que con el característico tono costeño te ofrecen cazón , camarón, pescados varios , ostiones, pulpo , empanadas, quesadillas , entre otros productos.
A pesar de que el canal lacustre desapareció, vecinos de la zona se han encargado -consciente o inconscientemente- de preservar su pasado a través de relatos o los murales; asimismo cada ocho día se revive la romería de la que hablaba Juan Carlos sigue siendo visible cada fin de semana: decenas de puestos de venta y restaurantes improvisados se adueñan de más de dos carriles de la calzada y lucen repletos de comensales o compradores; acompañados al aroma que caracteriza a los productos provenientes del mar.
Puesto actual sobre la Calzada de La Viga.
Nuestra fotografía principal ilustra el añorado Canal de la Viga a inicios del siglo XX y pertenece a la colección Villasana-Torres. Las fotografías comparativas muestran el cambio del comercio de pescado a la venta de pollo. La antigua es de 1993 y pertenence al archivo de este diario. La actual fue tomada por Ruth Gómez.
Fotografía antigua:
Colección Villasana - Torres, Juan Carlos Briones.
Fuentes:
Juan Carlos Briones, David Sánchez y Luis Enríquez.