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Tres disparos
de arma de fuego no pueden pasar desapercibidos al interior del restaurante Suntory , menos un comensal.
Por eso suena extraños que los comensales el pasado jueves solo hayan escuchado un golpe seco que no les rompió la tranquilidad, pues al interior del restaurante ubicado en la colonia Del Valle, reina el silencio y la privacidad.
Se produce una calma que cualquier ruido extraño rompe con la naturalidad del negocio. Cualquier ruido extraño, como el de un disparo, claro que rompe con algo: la privacidad que da a sus clientes.
El Suntory está dividido y las personas que lo frecuentan, -como Jesús Hernández Alcocer , abogado que mató a la cantante Yrma Lydia -, saben a donde dirigirse, a los privados en donde no hay cámaras .
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Aventurarse a decir que la Fiscalía General de Justicia (FGJ) tiene las grabaciones del momento exacto en que se accionó el arma de fuego en contra de la cantante, sería irrisorio, porque ningún privado del Suntory tiene cámaras, según contó uno de los clientes.
En su apertura este martes, luego de permanecer asegurado por la autoridad investigadora, la gente arribó como si nada , nadie cuchicheaba, los clientes ingresaban y estrechaban diálogo con sus meseros.
La música sonaba bajita, el piano tenue y una vez el músico terminaba una partitura, sus compañeros de trabajo, también en voz baja, decía: “maestro” y aplaudían juguetonamente.
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visitó el restaurante para constatar si las personas ingresaban y halló que la operación no se modificó después del feminicidio, es más, nadie revisa a la entrada, así que si uno porta un arma de fuego, nadie lo notaría.
Ahí uno puede elegir si comer en el área tradicional o teppanyaki , pero nadie te habla de los privados, es por eso que los clientes frecuentes únicamente lo saben.
El cliente que contó su experiencia para este diario dijo que ningún privado cuenta con cámaras , esas están en los pasillos en las zonas comunes.
Las meseras caminan por todos lados con kimono lila, te miran, no paran de verte, y es que al interior nadie para de verte, si pides algo, enseguida te dicen si pedirás más. Te quedas mirando a la nada y te señalan “¿todo bien?”.
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En la estancia de este diario, un sujeto arribó con un arreglo y un gran globo, los meseros lo tomaron y se introdujeron a una especie de cuarto. No salieron más.
en todo el establecimiento, los precios son altos para una comidas común, y constantemente los trabajadores te observan, detectan a quien no es asiduo al lugar.
La mayoría de los comensales entran con vestimenta formal, como ya es costumbre.
Al salir, te siguen observando, un saludo como si estuvieras en Japón , casi una reverencia, te anima a salir sonriendo, ¿o no? Porque si alguien comete un crimen al interior y enfila a la salida -repleta de personas de seguridad- corriendo es perceptible ¿no?
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