“Lo vas a pagar, pinche perro”, gritó Leticia Dorantes, madre de Carolina Islas, en el panteón de Santa Úrsula Xitla, alcaldía Tlalpan, donde fue despedida la joven de 29 años tras ser hallada en Huitzilac, Morelos.
Se le despidió con música de banda, globos blancos y morados ondeados por todo lo alto; sin embargo, su pérdida también dejó llanto y rabia.
Luego de dos semanas del hallazgo del cuerpo, el 14 de febrero, Carolina pudo descansar.
Sus tres hijos pequeños se pararon frente al féretro, uno de ellos agachó su mirada frente a la incredulidad de sus dos hermanos, que miraban a todos sin la conciencia plena de lo que pasaba. Esta vez no estaban jugando como todos los días.
David, hermano de Carolina, habló con sus sobrinos para decirles que desde este momento él se hará cargo de ellos.
“Ya son mis hijos, ahorita yo voy a ver [por ellos], dar ese paso difícil, ese golpe, y voy a ver por ellos, por mi madre. Como ella era su pilar de sus hijos… yo a ellos ya les comenté, ya les platiqué que su mami se nos adelantó”. Esas fueron las palabras de David que pedía justicia para su hermana.
Mi último deseo comenzó a ser interpretada por los músicos, mientras los amigos cantaban, algunos destaparon una cerveza y bebieron un trago para demostrarle a Carolina que estaban de pie por ella.
El cuerpo de la joven llegó a la Ciudad de México el martes a la 20:30 horas y fue trasladado a su casa en San Pedro Mártir.
A las 13:30 del miércoles, la carroza salió con dirección a la casa de su abuela. En el panteón, los amigos comenzaron a llegar.
David pidió a las autoridades que detengan al principal sospechoso, Iván “N”, pues la fiscalía capitalina tiene las herramientas para hacerlo.
Fuentes señalaron que al agresor le han dado seguimiento en Guerrero, Estado de México y Querétaro, por lo que se han desplegado elementos de la Policía de Investigación.
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