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A tan sólo unas cuadras de donde se perpetró el transfeminicidio de la trabajadora sexual Paola Ledesma, en septiembre de 2016, en la avenida Puente de Alvarado, colonia Santa María la Rivera, la tarde de ayer integrantes de la comunidad transgénero y LGBTTTI ofrecieron una charla pública, acompañada de un performance, con la intención de visibilizar la violencia que sufren las mujeres transgénero en la Ciudad de México, así como recordar a sus víctimas.
Esta acción fue una de las primeras actividades del proyecto Estado de Emergencia, coordinado por la artista Lorena Wolffer, para el Centro Nacional de las Artes y el Centro de Cultura Digital, con el objetivo de visibilizar la violencia contra las mujeres al hacer de los lugares donde han sucedido feminicidios y frente a los edificios de las instancias que deberían investigarlos, sitios de resiliencia y resistencia política.
La charla, que se realizó en una sala pública, contó con la presencia de la activista Kenya Cuevas, testigo del asesinato de Paola Ledesma y directora ejecutiva de la asociación civil Casa de las Muñecas; Jessica Marjane, coordinadora de la Red de Juventudes Trans México; Alexandra Rodríguez de Ruiz, representante del Grupo internacional de Referencia de Mujeres trans; y la moderación de la artista Lorena Wolffer.
Durante la charla se habló del estado de violencia que sufren las mujeres trans en la Ciudad de México; algunos de los avances que ha tenido esta comunidad en cuestión de derechos humanos; la necesidad de su reconocimiento en sectores políticos y laborales; así como el urgente deber de tejer redes de comunicación interna de la comunidad trans para el apoyo de sus integrantes.
Jessica Marjane afirmó que la expresión de género no se trata de una cuestión de vanidad, sino un derecho universal para el desarrollo de personalidades: “No estamos pidiendo nada que por derecho no nos corresponda”.
La acción performática estuvo a cargo de la trabajadora sexual Natalia Cruz, mujer transgénero y la artista, también transgénero, Lía García (La Novia Sirena), quienes leyeron una serie de casos de mujeres trans asesinadas en diversos estados de la República mexicana.
Luego, la acción hizo que las mujeres trans presentes tomaran la calle de forma simbólica, como lo hacen las trabajadoras sexuales, al hacer que éstas gritaran, en medio de un poema de La Novia Sirena: “¡Estamos vivas!”, mientras se tiraban perlas de bisutería por el suelo.
La actividad artística terminó con un pastel de “no cumpleaños”, donde los presentes recordaron a sus seres queridos perdidos por la violencia.