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Niño de las Palomas, de las Azucenas y Ropón Blanco son algunos de los vestidos más populares que, sin importar el paso de los años, siguen vendiéndose como pan caliente, cuenta Saúl Uribe Lanzagorta, El Sastre del Niño Dios, como él mismo se hace llamar.
Para el festejo del Día de la Candelaria, el 2 de febrero, trajes como el de huachicolero, migrante y hasta de reportero, que salieron al mercado desde hace un par de años, se mantienen en tendencia.
Uribe y su negocio familiar tienen 45 años confeccionando vestimentas tradicionales para estás figuras religiosas y vendiéndolas en el Corredor del Niño Dios, en el Centro.
Hijas, esposa, yernos, sobrinos y 13 empleados conforman la fábrica y tiendas Niños Uribe, ubicados en la calle de Talavera en los números 9, 11, 12, 13 y 16, en el Centro.
A sus 65 años, sostiene: “A lo que me dedico no es una profesión, sino una virtud. La suerte no existe, existe tu trabajo y tu tenacidad, yo estoy aquí porque he trabajado mucho y mientras viva esto prevalecerá para muchas generaciones, ya después Dios dirá”.
Cuenta el empresario que a los 20 años decidió iniciar este negocio; mientras su esposa confeccionaba, él vendía diseños muy sencillos en la calle de Venustiano Carranza.
Actualmente realizan cientos de modelos diferentes, con costos que van desde 10 pesos, en el caso de los vestidos miniatura, hasta 300 pesos el ropaje de Niño Árabe, que es tendencia desde el año pasado.
En su negocio venden aproximadamente más de 175 artículos que incluyen zapatitos, sombreros y biblias, entre otros, hechos artesanalmente. Además, las ventas se han expandido a Estados Unidos, alcanzando mercado en Los Ángeles, New York, Illinois y Texas, por ejemplo.
La producción en la fábrica de don Saúl inicia un año antes, para estar preparados para las ventas de la Fiesta de la luz, ya que realizan 100 modelos diferentes en tallas que van desde dos centímetros hasta 10 centímetros, en el caso de los pequeños, y de hasta 50 centímetros para los más grandes.
En el Corredor del Niño Dios hay alrededor de mil 800 vendedores, entre locales y puestos. Guadalupe González, ubicada en el número 3 de la calle Talavera, desde los 14 años se dedicó, junto con su madre, a hacer los trajes tradicionales, 25 años después decidió dejar de hacer el ropaje acostumbrado, cuando algunas personas le pidieron diseñar trajes dedicados a diferentes profesiones.
“Después de muchos años me di cuenta de que vestir al Niño de santo es como bajarlo de nivel y decidí hacer trajes de algo en lo que debemos creer. Yo creo en mi trabajo, sin él no somos nadie”, relata doña Lupe, asegurando que sus trajes más vendidos este año fueron los de bombero y mariachi.
Recuerda que en 2019 una mujer que perdió a su esposo y a dos familiares más en el incendio ocurrido el 18 de enero de ese año, el municipio de Tlahuelilpan, le pidió que creara un traje en tributo a su esposo, así nació el traje de huachicolero, con la misma ropa que el difunto vestía.
“Sabemos a qué hora salimos a trabajar, pero no si regresamos”, recalca.
Comenta que está trabajando para el nuevo modelo de 2021, Niño Estilista; sus precios van desde los 180 a los 250 pesos.
En contraparte, Uribe dice no estar de acuerdo con estos diseños y lo manifiesta no fabricándolos, “para el año que viene van a querer subir al Niño en un avión presidencial, esto no representa la fe, al menos no la mía”, reclama, tachando de irrespetuosas tales novedades. Mientras que Lupe refiere que no es para generar burlas, sino que es una manera de “encomendarse al trabajo”.
Además, planea abrir un museo dedicado al Niño Dios en Casa Talavera, en el que exhibirá la colección de figuras que ha ido adoptado, para que las historias de esos niños sean contadas.
Entretanto, familia y empleados se alistan para festejar el final de la temporada con una visita, como cada año, a la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, que se encuentra en Cajeme 8 y avenida del Taller, para agradecer el trabajo de este año y celebrar el 45 aniversario de Niños Uribe.