Cinco patrullas vigilaron los accesos a la calle Pensador Mexicano, en la colonia Guerrero, y sus límites con el Centro Histórico. En una vecindad marcada con el número 11 velaron a Alan Yair y Héctor, los niños que fueron torturados y mutilados presuntamente por gente de La Unión Tepito.
Ver policías en esa calle cercana a la Alameda Central y al Palacio de Bellas Artes fue extraño para quienes habitan en las vecindades que se ubican entre Eje Central Lázaro Cárdenas y la calle 2 de Abril.
“¿Y ahora a quién mataron?”, fue la voz de más de un residente de la zona que se acercó al lugar.
La reacción de los curiosos fue la misma: desconcierto por la ejecución de los dos niños de la vecindad donde habita un grupo de mazahuas cuyos orígenes están en el Estado de México.
Tras saber lo sucedido, en la calle hay quien recuerda a sus vecinos, y sabían que estaban desaparecidos desde el 27 de octubre. También conocían que sus padres eran ambulantes y que antes de la pandemia vendían camisetas, sudaderas y souvenirs afuera de los conciertos.
Aunque la noticia de la muerte de los dos menores los sorprendió, dicen que en esa calle “ya no es extraño que haya homicidios”.
Lo inusual es ver patrullas que vigilen a los mazahuas. No lo hicieron el día 27, fecha de la desaparición, o cuando horas antes mataron a dos hombres en la calle Santa Veracruz, aledaña a Pensador Mexicano. Tampoco custodian cuando los traficantes ofrecen droga afuera del Mercado 2 de Abril. Para los vecinos, los dos menores eran niños que jugaban a ser adultos de la mafia.
“Solamente con revisar las redes sociales de Héctor, te das cuenta de la vida que ambos querían”.
Y su juego lo tomaban con seriedad desde hace dos años cuando mataron a José Francisco, otro de sus familiares. Él caminaba por las calles del Centro cuando dos hombres lo alcanzaron para secuestrarlo. Dos días después de su desaparición, hallaron su cuerpo mutilado en las calles de Tepito.
Alan Yair y Héctor tenían 12 y 14 años, respectivamente; sin embargo, había gente en esa calle de Pensador Mexicano que ya les temía, otros aún los veían como niños y ayer asistieron a la vecindad a soltar globos blancos para despedirlos.