Entre sus actividades sabatinas, , no dejaron pasar el momento de observar los boquetes que dejaron las balas en las fachadas de las casas, justo en el lugar en donde la mañana del viernes atentaron contra el Secretario de Seguridad Ciudadana, .

Asombrados, señalaban con el dedo índice cada uno de los disparos que encontraban. Tomaban fotos, platicaban entre ellos y luego continuaban su camino cuesta arriba, sobre el Paseo de la Reforma.

En la esquina con Monte Blanco, en donde ayer Omar García Harfuch resultó con tres lesiones no graves de arma de fuego, se apreciaban los círculos pintados con gis en el asfalto, paredes y árboles, con el que peritos de la fiscalía capitalina marcaron los indicios balísticos.

Las partículas de vidrios regados dejaban ver aún las huellas del ataque. Las tiras amarillas con la que elementos de la policía capitalina, acordonaron la zona, reposaban sobre las jardineras, en donde trabajadores de urbanización, regaban, podaban el pasto.

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Las actividades regresaron a la cotidianidad en Lomas de Chapultepec. Parejas con ropa deportiva corrían en lado opuesto a la vialidad, algunos sin prestar atención en donde ocurrió el ataque.

Trabajadores resanaban los hoyos en las paredes, en una pasada con espátula y un poco de cemento.

Las llegaron hasta fachadas de un inmueble ubicado en contra esquina de la calle de Sierra Madre, es decir, a varios metros de distancia.

kl/hm

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