Ante el incremento del robo de coladeras metálicas en la Ciudad de México, lo que representa un peligro constante para peatones, ciclistas y vehículos, urge que estos objetos sean cambiados por material plástico, “que son mucho más baratos y duraderos”, dijo la diputada local del PT, Jannete Guerrero Maya.
Al presentar un punto de acuerdo, aprobado por unanimidad, la petista expuso que en 2015 un bebé de cinco meses falleció al caer a una coladera destapada de 10 metros de profundidad, cuando su mamá caminaba sobre Calzada Ignacio Zaragoza y Canal de Churubusco.
“Lo grave de la situación es que, según testimonios, el registro de la coladera permaneció sin tapa seis meses, pero una vez ocurrida esa desgracia de inmediato procedieron a poner la coladera que es robada constantemente”, destacó.
Guerrero Maya detalló que este tipo de robos ocurre porque las coladeras, rejillas, brocales y tapas son fabricados con hierro colado, por lo que es común venderlos a chatarreros.
De hecho, sostuvo, las avenidas con mayor incidencia de estos hurtos son: Insurgentes, Circuito Interior, Periférico, Calzada Ignacio Zaragoza, Viaducto, Eje 3 Oriente y Eje 1 Poniente.
La legisladora añadió que entre 2007 y el primer trimestre de 2018, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), quien es el encargado de las coladeras, interpuso 80 denuncias por robo o sustracción de piezas, donde la alcaldía Iztacalco se encuentra entre las 10 con más hechos delictivos.
En este mismo periodo, dijo, el Sacmex gastó 176 millones de pesos en la reposición de 19 mil 371 accesorios de drenaje robados, aunque en 2019 invirtió 53 millones de pesos para sustituir más de nueve mil tapas.
“Esto ocurrió si consideramos que una rejilla de piso cuesta casi 11 mil pesos; un pozo de visita, poco más de nueve mil; y una coladera pluvial, cuatro mil pesos, mientras que en comercios dedicados a desechos industriales son vendidas, en promedio, a 500 pesos”, denunció la representante popular del Partido del Trabajo.