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Metepec, Méx.—El papel picado “es un arte efímero, al que con nuevas técnicas e innovación para dar color al papel, trato de darle una durabilidad y una nueva vida”, describe Sergio Alejandro Hernández Martínez, quien aprendió de su padre cómo cortar el papel hace más de 30 años.
Oriundo de Metepec, este hombre de edad madura platica que en el Pueblo Mágico quedan apenas algunas familias dedicadas a la elaboración de papel picado a mano, pues la actividad fue suplida por máquinas que en segundos cortan una misma figura sobre millares de hojas.
En la privada de la Luna está el taller de Sergio. Ahí guarda sus materiales, herramientas y moldes de plástico. Explica que la elaboración de papel picado en México de forma manual prevalece en muy pocas ciudades. Dice que esta artesanía tiene su origen en San Salvador Huixcolotla, Puebla, pero hay sitios como Metepec donde todavía hay quien defiende la actividad como un negocio del que se puede vivir bien.
“En lo personal he tratado de ir quitándole ese punto efímero, que el papel adquiera una importancia, que trascienda a través de los años, mezclando el sello del taller en otros materiales, como la piel, el papel amate, el metalizado o como mi aporte que implica el teñido de papel con colorantes vegetales como el azul añil y el naranja cochinilla”, detalla.
Otra adversidad para esta actividad, añade, es que a la gente no le preocupa si está o no bien cortada la figura, pues dentro de la cultura mexicana es un arte efímero, ya que el comprador se deshará de él dos días o tres de haberlo adquirido.
En algunos casos el cliente envía el diseño o dibujo a cortar, siendo lo más solicitado el nombre de un bebé para un bautizo, las catrinas, banderas para fiestas patrias o logotipos. Pero en día de muertos podrían desarrollar hasta 50 diseños distintos.
De un ciento de papel china que cuesta 80 pesos, salen 200 hojas, a ese papel es necesario invertir en plástico, herramienta y la ganancia es de 50% de lo que invierten.
Este señor expresa que ha logrado exportar sus creaciones a Londres, Estados Unidos, Alemania, Japón, China, Rusia, Argentina y Chile.
Precisó que por desgracia, las instancias gubernamentales encargadas de promover esta actividad, omiten la existencia de esta producción.
“Por ejemplo el Fonart (el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías) o el IIFAEM (Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México) no le dan ese enfoque preciso ni justo al papel picado, muchos porque dicen que de esto se vive bien, porque no está en peligro de perderse, pero en cinco o siete años estará desaparecido en su totalidad el que se hace a mano”.