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Ecatepec, Méx.— Unos catorce años tardó Giovanna para abrazar en libertad a su madre, quien este miércoles abandonó el penal de Chiconautla al obtener la amnistía que le concedió el Poder Judicial del Estado de México.
Lucía, quien ahora tiene 46 años, fue condenada a 40 años de cárcel al defenderse de la agresión a la que era sometida por parte de su pareja sentimental.
Él, quien era policía auxiliar del Estado de México, en estado de ebriedad quería hacerle daño, como siempre lo hizo desde que Lucía era una adolescente. En esa ocasión, con un cuchillo la amenazó, pero ella se lo arrebató y enterró, lo que le causó la muerte.
Las autoridades ministeriales la acusaron en 2010 de uso excesivo de la legítima defensa y un juez le impuso una pena de 40 años de prisión.
De la condena, cumplió 14 años en reclusión. La Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem) revisó su caso y consideró que podría obtener su libertad porque había atenuantes que demostraban que lo que hizo fue para defender su vida, pues fue víctima de violencia física, sicológica y económica de parte de su concubino.
“La jueza de Ejecución determinó que había una mujer que estaba cumpliendo una sentencia por un delito que fue juzgado sin perspectiva de género, sin conocer el contexto de violencia sistémica que ella vivió, y que en el momento que privó de la vida a su entonces cónyuge fue una reacción de defensa”, explicó la presidenta de la Codhem, Myrna García Morón.
La titular del organismo defensor de las garantías individuales comentó que esta es la primera vez que se resuelve una amnistía sobre un delito grave en una audiencia pública.
Indicó que a partir de la investigación promovida por la Codhem se determinó que durante el proceso a Lucía se le violentaron varios de sus derechos, como no contar con un defensor público; además, el abogado no argumentó que actuó en legítima defensa porque estaba en peligro su vida.
La audiencia fue a las 10:30 horas en una de las salas de juicios orales del penal de Chiconautla, pero se alargó debido a que la jueza solicitó que intervinieran las partes involucradas en el caso para tener la certeza de que pudiera obtener el beneficio de la amnistía.
Fue casi a las 16:00 horas cuando Lucía dejó la celda y salió por la puerta principal del penal, vestida con un conjunto deportivo morado y tenis claros. Con ella estaba la presidenta de la Codhem, quien le entregó un ramo de flores como símbolo de la libertad obtenida.
Lucía cruzó el estacionamiento de las instalaciones penitenciarias y luego salió por la puerta hacia la calle donde se fundió en un abrazo largamente deseado y esperado con Giovanna, la única hija que le sobrevive.
“No lo puedo creer, lo único que puedo decir es que tenemos al mejor licenciado del mundo que es Jehova, él fue el que me enseñó, me enseñó tantas cosas y puso a las personas que son los medios de verdad, los medios que conocían hasta el momento y que me crearon una gran felicidad, después de 14 años la justicia cayó por algún lado”, expresó emocionada.