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“Mi hermano era un hombre muy experimentado de sus funciones laborales, no era un improvisado”, afirmó Erick Murias, hermano del trabajador del Metro, Juan Rafael Murias Quijano quien falleció electrocutado el pasado lunes en la estación Oceanía, por lo que exigió justicia a las autoridades del Sistema de Transporte Colectivo.
En entrevista con EL UNIVERSAL aseguró que su hermano ya había levantado quejas ante el Metro por la tabla “podrida” misma que pisó y derivó en su caída y contactó con las vías energizadas.
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Puntualizó que su hermano bajó a las vías por una situación de emergencia, ya que momentos antes del accidente, él estaba conteniendo un conato de incendio en la parte de los durmientes de las vías, en la estación Oceanía de la línea B del Metro. “Él bajó de manera emergente para poder salvaguardar la vida de cientos de personas más y evitar un incendio”, destacó.
"Pido a las autoridades que se hagan responsables"
“Lamentablemente al querer cruzar al otro extremo, dentro de la misma revisión que estaban haciendo, por las vías del Metro y que habían sido reportadas días antes, pues él estaba tratando de resolver el problema y fue cuando sucedió este accidente. Yo pido a las autoridades que se hagan responsables y puedan ayudar a dar una resolución y quizás una compensación a la familia de mi hermano”, agregó.
Erick Murias afirmó que su hermano “estaba completamente seguro de lo que se tenía que hacer, era un hombre muy experimentado de sus funciones laborales, no era un improvisado. Él sabía perfectamente lo que estaba haciendo, de hecho, ya se habían levantado quejas al Metro de las cosas que estaban mal, uno de ellos, era precisamente este tablón en el cual pues él, lamentablemente pisa, se quiebra esta tabla, está podrida y es cuando mi hermano cae y lamentablemente se electrocuta en las vías, porque ni siquiera se cortó la corriente, ya que era una cuestión emergente por la que él bajó”.
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Refirió que tenía 30 años trabajando en el Sistema de Transporte Colectivo. Este miércoles fue sepultado en un panteón ubicado en Coacalco, Estado de México. Era esposo y padre de dos hijas estudiantes de preparatoria y universidad. “Era un hombre dedicado así familia, ejemplar para nosotros. Un pilar de la familia muy importante y nos duele su partida. Es muy triste, sobre todo, en las condiciones cómo no los arrebataron”, concluyó.
“Tenía 30 años trabajando, llevaba toda una vida, estaba buscando su jubilación a los 35 años. Debo mencionar que mi papá trabajó 40 años el Metro, tengo otro hermano que también tiene casi 30 años, es decir, mi familia proviene de segunda generación de trabajadores dedicados a este transporte”, concluyó.
