“Todo perdimos, todo se perdió, pero gracias a Dios estamos vivos. Las cosas materiales van y vienen, pero la vida de uno, pues no”, dijo entre los escombros Víctor Hugo, quien este mes cumpliría siete años en su hogar a un lado de las vías del tren en , Estado de México.

A un día del incendio en 17 casas irregulares en dicho municipio, los 48 habitantes afectados buscaron fierros entre los escombros para venderlos y hacer frente a los daños materiales.

Óscar Ramírez, joven de 20 años que perdió todo su , inició desde muy temprano la remoción de escombros por más de ocho horas sin parar, únicamente para tomar un vaso de agua que los vecinos llevaron.

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“Estamos aquí porque somos una comunidad muy unida, todos somos muy unidos y estamos sacando escombros para ver si el gobierno nos ayuda o algo, no todo, pero sí con cosas necesarias como camas o ropa”, dijo Óscar con las manos llenas de lodo y carbón.

A pesar de las lluvias y el intenso sol que azotaron al municipio, adultos, mujeres, jóvenes y niños se unieron para recuperar el poco fierro en condición de ser vendido a tres pesos el kilo.

Personal del ayuntamiento se unió a la remoción de escombros con ayuda de palos, picos y una retroexcavadora. Aunque las casas quedaron prácticamente en cenizas, con carros quemados, lavadoras partidas a la mitad y estufas que apenas tienen forma, los habitantes se niegan a retirarse, pues es lo “poco que les queda”.

“No nos queremos mover de aquí porque ya no nos van a dejar entrar. Mejor que nos ayuden, en vez de perjudicarnos, nos ayuden. Si quieren sacarnos que vengan directamente a hablar con nosotros”, mencionó Roger Ortiz.

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Óscar Ortiz y Luz María no sólo perdieron su patrimonio material, sino también a uno de sus perros que se quedó amarrado durante el incendio y se calcinó. Por su parte, Mazapán, un gatito, fue encontrado con vida por sus dueños, con la cara y cuerpo quemados.

Óscar aún recuerda el momento del incendio, el cual describió como “un infierno”, y aseguró que una noche antes de perder su casa por el fuego, el olor a hidrocarburo estaba más que latente.

“Se alcanzaba a percibir un olor a diesel, pero era algo negro que salió de las coladeras, y dicen los de Pemex que era ahora sí combustible de ellos”, dijo Óscar.

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