Ecatepec, Méx.— Maribel, Rosalva y Adrián tienen algo en común: son vecinos de y los tres perdieron su patrimonio o parte de él.

Desde la noche del lunes y todo el martes trataron de salvar algo de sus pertenencias que se mezclaron con el agua y el lodo.

“Cuando nos dimos cuenta toda el agua se había metido, rompió los cristales y faltaron 20 centímetros para que llegara al techo, todo se perdió, todo, no hay nada que se haya salvado”, contó Maribel mientras su vehículo aún estaba incrustado en el patio, arrastrado por la fuerza de la corriente que bajó de la parte alta de la Sierra de Guadalupe.

Daniela Iniestra es otra de las vecinas de Santa María Coatitla que durante el martes limpió su casa dañada por el agua bronca y lodo que se le metió en unos cuantos minutos.

Su casa está al lado de una barda que fue derribada por la corriente de agua y dañó parte de la estructura de su inmueble. El zaguán se quebró y varias rocas quedaron en la entrada y fachada. Para su fortuna y la de su familia nadie resultó lesionado porque se resguardaron en el interior y le rezaron a todos sus santos para que no les pasara nada.

“Se cayó la barda, el agua me tiró todo, mi puerta quedó abierta ya no se puede cerrar, ya no sirve, todo me mojó el agua, pensamos que la barda iba caer en la casa porque el agua venía con mucha fuerza”, comentó.

Una de las áreas mayormente afectadas fue la zona de Los Polígonos, comunidades que se encuentran en la Quinta Zona, ubicadas a un costado del Circuito Exterior Mexiquense, donde el líquido pluvial combinado con las aguas negras anegó toda el área.

Desesperados, un grupo de residentes caminó hacia la carretera de cuota para bloquearla en sus dos sentidos en demanda de la ayuda de las autoridades de los tres niveles.

Ahí el cárcamo 16 no funcionó y no pudo desalojar el agua que se acumuló desde la tarde del lunes y madrugada del martes, porque la lluvia no cesó, lo que complicó más la situación para miles de habitantes de esas populosas comunidades.

Los damnificados se mostraron tajantes: “¡No quitaremos el bloqueo hasta que no arreglen el cárcamo, no queremos bombas, queremos que lo arreglen con equipo nuevo!”, fue la advertencia que gritaron durante más de cinco horas que cerraron la vialidad que conecta al poniente con el oriente del Valle de México.

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