Toluca, Méx.— Diego tiene un diagnóstico de leucemia bilineal. Es un niño que ansía vivir y ha agotado todas las opciones para pagar su tratamiento, por lo que ahora recolecta tapitas de plástico para poder continuar con su tratamiento, pues recibe quimioterapias durante una semana al mes.
Tiene siete años de edad, pero para sus padres es un guerrero que durante pleno apogeo de la pandemia por Covid-19 fue diagnosticado con dos tipos de leucemia. Eso no borra su son- risa contagiosa, dice su mamá; su voz es fuerte y segura, asegura que no piensa rendirse y saldrá adelante.
“Deadpool es mi personaje favorito porque no se puede morir y lucha contra el cáncer”, reconoce mientras sujeta una figura de el antihéroe que rompe el entorno en su casa ubicada en la comunidad de San Diego de los Padres, al norte de Toluca.
María de los Ángeles Palma, su madre, lo abraza con la misma fuerza con la que relata que la primera lucha fue conseguir un diagnóstico certero, pues fueron muchos los especialistas que no dieron con la enfermedad, mientras ésta avanzaba.
Diego comenzó con un dolor de estómago, le siguieron vómitos, ictericia, moretones y pecas rojas, luego perdió el apetito.
Los médicos de primer nivel confundieron los síntomas con hepatitis y anemia, pero cuando llegó al Hospital para el Niño, en Toluca, se confirmó su diagnóstico y le dieron apenas 20% de probabilidades para sobrevivir.
“Lo llevamos, tuvimos muchos estudios, bastantes pruebas hasta que le diagnosticaron con leucemia bilineal, tiene leucemia mileolide con predominio mieloblástica y desde ahí empezamos a luchar contra esta pesadilla y vamos juntos de la mano con Diego y seguimos luchando para su bienestar, seguimos luchando en todo momento, seguimos adelante”, comenta María de los Ángeles.
De las estancias en el hospital que se extendían por semanas, el pequeño Diego trata de recordar que ahí fue donde comenzó a sentirse mejor, pese a todo.
“Me daban piquetes, pero me sentí bien”, reconoce con una tímida sonrisa; ahora ya lleva cuatro meses sin complicaciones.
Aunque la atención es gratuita, en el Hospital para el Niño la escasez de medicamentos para pacientes con cáncer e incluso de insumos ha hecho que el pequeño se dedique a recolectar tapitas de plástico para que pueda llevar a las fundaciones que ayudan a los pequeños que padecen esta enfermedad, las venden a las recicladoras y a cambio lo puedan apoyar con su tratamiento.
Este ciclo escolar, Diego por fin pudo entrar a la escuela y ahí recibió su donativo más valioso: “Mis amigos de la escuela juntaron muchas tapitas. Me dijeron: ‘Toma estas tapitas’, y les dije gracias”, relató.
Pese a lo complicado del pronóstico y a que los ciclos de quimioterapia están lejos de terminar, Diego está seguro que vencerá al cáncer.
Por ello, desde su casa en San Diego de los Padres, hace un llamado a la población mexiquense y en general a todo aquel que pueda ayudarlo a conseguir el mayor número de tapitas de plástico, con el único objetivo de asegurar su tratamiento y de paso el de sus amigos del Hospital para el Niño.
Para ayudarlo a seguir son- riendo y luchar contra los pronósticos se puede contactar al menor y a su familia a través de la fanpage de Facebook Equipo por Diego.
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