Xonacatlán, Méx.— Los osos abrazando corazones rojos no pasan de moda para el en la tierra del peluche, ni aunque haya pandemia.

En Xonacatlán ya concluyeron con la fabricación de muñecos y alistan entregas en todo el país.

La fábrica Peluchitos produjo 500 muñecos diariamente, dijo Pavel Iván Ortiz Bustamante, director de la empresa.

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Desde enero comenzó la elaboración de osos de todos tamaños, corazones con frases de amor y amistad, y otros modelos como unicornios, perros y jirafas que para esta temporada son los más buscados, aseguró.

Actualmente, en Xonacatlán hay 240 talleres, de los cuales la mitad sólo abre por temporada, pues por la pandemia es difícil cubrir el salario de las trabajadoras; algunos, como Peluchitos, hacen lo posible para no despedir a sus empleadas, ya que la mayoría son madres solteras que se dedican a coser, cortar, rellenar cada pieza y a quienes “no queremos dejar desprotegidas”.

Relató que con la pandemia muchas empresas cerraron y es difícil volver a empezar, pueden trabajar en temporada, pero no van a repuntar, porque para muchos talleres el problema fue soportar el pago de salarios, puesto que las ventas se redujeron significativamente en dos años.

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Ortiz Bustamante agregó que algunos fabricantes optaron por producir cubrebocas como una forma de subsistir, pero para este año dejaron de hacerlo, pues funcionó como un producto emergente para no despedir personal, pero con la llegada de material chino al país, fue imposible venderlos a buen precio, y actualmente no es costeable.

Para Peluchitos la historia fue diferente. Gracias a la emergencia sanitaria mejoraron las ventas por internet, así que pasaron de vender en algunos estados, a llegar a todo el país.

“Nos expandimos, fue un gran momento para nosotros, porque buscamos todas las alternativas para sobrevivir: cubrebocas, mascarillas, mantener algunas ventas con nuestros proveedores, pero logramos llegar a más estados, tenemos muchas ventas”, destacó Ortiz Bustamante.

El problema para este año es mantener los precios. La materia prima, en su mayoría importada, pasó de 4 mil a 18 mil y hasta 20 mil dólares, debido al cierre de las fronteras, los puertos chinos se saturaron, la demanda fue muy alta y los costos se dispararon.

“Por ello debimos hacer ajustes de manera forzosa en los precios”, reconoció el director general de la empresa.

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