Toluca, Méx.— Las plataformas como Airbnb, que ofrecen servicios turísticos y de hospedaje, se convirtieron en una forma de vida para algunos habitantes del Estado de México. Es una alternativa de trabajo y de negocios que no sólo incluye la anfitrionía, es otra forma de arrendamiento de inmuebles y da la oportunidad para que los más experimentados cobren por orientación y capacitación de los afiliados que buscan las cinco estrellas.

Así fue para Marco Frontana y su esposa, un par de administradores de profesión quienes transitaron de la asesoría financiera a ser anfitriones —como se llama a los responsables de ofrecer el hospedaje—; ahora son encargados de rentar habitaciones en Valle de Bravo y Toluca, incluso de inmuebles que no son suyos.

En el Estado de México hay 3 mil 500 personas registradas que rentan cabañas, casas o departamentos, y ofrecen experiencias turísticas a través de la plataforma Airbnb, quienes ganaron la preferencia de los turistas de entre 25 y 40 años, pues este sector es el que prefiere este tipo de alojamiento por encima de los hoteles tradicionales.

Las autoridades mexiquenses recientemente regularon la prestación de este servicio y, a partir de septiembre, la plataforma está obligada a pagar 4% por cada servicio por el impuesto para la Prestación de Servicios de Hospedaje al que están obligados los hoteleros mexiquenses desde hace dos años. El dinero se reinvierte en la promoción turística de la entidad.

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Por este concepto, la Secretaría de Finanzas estatal estima la recaudación de 113 millones de pesos anuales.

Sin embargo, este auge de Airbnb también ha impactado al sector hotelero, quien acusa que la competencia es desleal porque quienes operan estos lugares no pagan todos los impuestos que sí erogan los empresarios formales; reportan pérdidas de entre 5% y 10% en sus ventas anuales.

Opción para ganarse la vida

En dos años como anfitrión, Marco “vive de sus rentas” y los talleres de capacitación que imparte a otros afiliados.

Acompañado por su esposa, el administrador arregla el departamento que renta en el centro de Toluca, a unos metros de la Casa de Gobierno. Marcó se especializó en administración de empresas e inició con la renta de inmuebles en Valle de Bravo, donde regenteaba una casa bajo el esquema convencional con inquilinos con contratos de seis meses, pero siempre enfrentó problemas como el atraso en el pago y otras vicisitudes.

En el año 2017, su esposa conoció Airbnb y lo animó a inscribirse pese al temor de tratar con huéspedes que hicieran destrozos o saquearan su casa. Ahora, es uno de los mejores calificados, quien hasta imparte cursos, talleres y orientación para anfitriones, porque para llegar a calificar con cinco estrellas o ser de los más promocionados por la plataforma, es necesario conocer la fórmula.

“No fue difícil registrarme [en la aplicación]. Es una curva larga de aprendizaje pero, a final de cuentas, puedo decir que hay resultados positivos porque como propietario o administrador de inmuebles, es una buena alternativa, incluso para subarrendar”, destaca.

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Sentado en el comedor rústico que forma parte de la decoración sencilla en el departamento localizado en un segundo piso, el anfitrión narra que para ingresar no es necesario acreditar la propiedad del inmueble, no deben acreditar antecedentes no penales ni hay una larga investigación sobre el origen del bien que se ofertará.

En su caso, estaba dado de alta ante Hacienda desde hace años, por lo que sigue siendo un contribuyente cumplido que emite facturas cuando el cliente lo solicita; aclara que tampoco es un requisito obligatorio para entrar a Airbnb.

Su experiencia, dice, es grata. Incluso estima que en un tiempo podrá vivir de sus rentas porque a la par de promover su propia casa con espacio para 14 huéspedes en Valle de Bravo, ahora administra otros sitios pues los subarrenda.

La Secretaría de Turismo mexiquense reconoció que en la actualidad, parte de la promoción y hospedaje de visitantes nacionales o extranjeros es a través de la tecnología.

Este año el gobierno estatal asignó un presupuesto de 381.6 millones de pesos al sector turismo; la meta es incrementar el flujo de visitantes, que al año ascienden a 3.6 millones de personas.

Si bien en comparación con otras entidades la cifra de hospedajes por Airbnb todavía es muy poca, los interesados buscan alojamiento en Malinalco, Valle de Bravo —que concentra casi la mitad de los espacios ofertados—, Ixtapan de la Sal, Teotihuacán, Temascaltepec, hasta en Zinacantepec por la cercanía con el Nevado de Toluca y la capital mexiquense.

Es “ambulantaje” del turismo, acusan.

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Para los hoteleros, esta alternativa significa una competencia desleal. Martín Ramírez Olivas, presidente de la Asociación de Hoteles Turísticos del Estado de México (AHTEM), agregó que este modelo de negocio se convierte en el “ambulantaje” del turismo. Dijo que las pérdidas económicas que les genera Airbnb se calculan entre 5% y 10% de las ventas anuales, aunado a tarifas bajas que los hacen poco competitivos.

La plataforma digital llega a ofertar hasta en 300 pesos la noche en un departamento con dos recámaras y camas para ocho personas, cocineta, lavadora, cable e internet.

En contraste, la tarifa en un hotel va de los 800 pesos a los mil 500 pesos por noche.

Los hoteleros aseguran que los llamados “anfitriones”, dejan de pagar los impuestos que son obligatorios para otros prestadores de servicios.

La Secretaría de Turismo reconoce que los empresarios hoteleros piden “piso parejo” para estas ofertas digitales y que cumplan con igual número de requisitos.

Los anfitriones afirman estar dispuestos a regularse, asumir el pago del impuesto por servicio de hospedaje u otras regulaciones, pues las ganancias valen afrontar esas responsabilidades fiscales.

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