Atizapán de Zaragoza, Méx.— En tres ocasiones Bruno “N” acudió a la casa de Andrés “M” para buscar a Reyna, su esposa, toda vez que ella le dijo que iba a encontrarse con el hombre de 72 años para que la acompañara a Plaza Meave, en la Ciudad de México, a comprar celulares para su negocio.
“Vengo a buscar a mi esposa”, gritó con insistencia Bruno luego de que en dos ocasiones El Chino se negó a abrir su puerta, la primera de ellas la noche del viernes 14 de mayo, cuando Reyna desapareció.
El sábado 15, el esposo y la hermana de la víctima regresaron a la vecindad.
Ese día por la noche Bruno estuvo afuera de la vecindad y cuando un inquilino de Andrés “M” abrió el portón azul, entró directo a la vivienda de El Chino, quien negó que Reyna estuviera ahí. “Mira, aquí no está”; sin embargo, comenzó a mover las cosas de la casa, encontrando diversos objetos de mujeres y dio con un pasadizo.
Al bajar por una escalera al sótano, iluminó el lugar con la luz de su celular y fue cuando él y la hermana vieron la bolsa de mano de Reyna, parte de su ropa, de su cabello y su cuerpo destazado, por lo que pidieron ayuda de los vecinos y de la policía municipal para proceder a la detención del adulto mayor.
En la audiencia, Andrés “M” relató ante el Ministerio Público que mató a la joven de 34 años, cortándole el cuello y golpeándola en la cabeza, luego de tener relaciones sexuales con ella y de que ésta le dijera que sería la última vez que estaría con él, pues aseguró que era su pareja.
El esposo desmintió que Reyna tuviera una relación sentimental con El Chino.
En la audiencia de vinculación a proceso, afirmó ante el juez que “al señor lo conocemos por el negocio que teníamos —de venta de celulares— y él la acompañaba al centro a comprar su mercancía”.