No es únicamente la pandemia de Covid-19 lo que ha golpeado a comerciantes del Mercado de San Cosme; también los dos años sin sus locales, tras el cierre de una parte por el incendio ocurrido el 22 de diciembre de 2019.
Sus ánimos se ven fuertes, pero entre suspiros, piden que las autoridades apuren los trabajos para que regresen.
Rosa López, comerciante de semillas, dice a EL UNIVERSAL: “Me guardaron tres meses porque soy diabética e hipertensa, en esos tres meses nadie me dio nada, entonces tuve que regresar porque ya no tenía nada, en el mes de junio me vine. En junio dije ‘ya no tengo dinero’, y pues no puedo decir que estamos trabajando al cien como allá adentro, pero ahí vamos.
“Aquí hay mucha agua, no estamos acostumbrados a que llueva mucho, bueno, adentro [del mercado] podía llover y no nos mojábamos. Aquí se me echó a perder un bulto de arroz y frijol, y quién me los paga”, añade.
Martha Edith cuenta que se contagió de Covid-19, por lo que estuvo resguardada seis meses. Sin embargo, los ahorros se le acabaron por el confinamiento y decidió reactivar su negocio, el cual genera ganancia, misma que tiene que invertir de inmediato para no cerrar. “Yo perdí completamente todo de mis puestos [por el incendio] así que imagínate”, explica.
Al superar la enfermedad, llegó la necesidad del trabajo para Martha Edith, quien vende frutas y licuados. En sus puestos las ventas cayeron 30% por la pandemia.
En este sentido, Julieta Ríos, comerciante de verduras y frutas, dice que aunque los productos que vende son de primera necesidad, la contingencia los golpeó y, en ocasiones, “no vendemos nada”.
Ella, como el resto de los locatarios, solicita a las autoridades que el mercado ya sea entregado, para volver a instalarse. Muchos de estos negocios son de tercera y hasta cuarta generación, la tradición sigue viva y la crisis sanitaria y la falta de sus locales los hace reflexionar en que la situación que viven no es nada fácil.
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