Este jueves 19 de septiembre, se llevó acabo el Simulacro Nacional en el Zócalo de la Ciudad de México donde hubo dos escenarios hipotéticos de una zona de desastre donde participaron rescatistas federales y capitalinos.
El lábaro patrio ondeó a media asta, mientras se realizaban los preparativos para el simulacro: un ejercicio de simulación ante un desastre natural, donde 250 rescatistas del Heroico cuerpo de Bomberos, personal de Protección Civil, paramédicos del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM), policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), militares y binomios caninos de la Secretaría de Mariana (SEMAR) y de la Secretaría de Defensa Nacional (SEDENA) realizaban la colocación del escenario por un terremoto.
“Vamos a observar las acciones que tienen los diferentes cuerpos de emergencia quienes velan por esta ciudadanía, personas que están certificadas en búsqueda y rescate en estructuras colapsadas”, señaló el maestro Humberto González Arroyo director de General Táctico Operativa de la Secretaría de Gestión Integral y Protección Civil (SGIPC) de la Ciudad de México.
En punto de las once horas de la mañana del 19 de septiembre, comenzó a sonar la alerta sísmica por lo que se activaron los protocolos de seguridad y evacuación del Palacio Nacional, el edificio Virreinal y los inmuebles de los centros joyeros que están alrededor del zócalo.
Mientras esto ocurría, el sonido de una alarma de Bomberos dió inicio al primer escenario que representaba la caída de un edificio de tres pisos y un automóvil que se encontraba envuelto en llamas, ahí los traga humos comenzaron a sofocar el fuego y retirar los escombros.
La segunda escenificación inició cuando los perros de búsqueda y rescate de las fuerzas federales de la SEMAR Y SEDENA comenzaron a rastrear aromas de personas atrapadas entre los escombros, mientras que la zona era acordonada por efectivos de la SSC, todo esto bajo la coordinación de Protección Civil.
Con un ladrido se identificaba un punto para iniciar el rescate, es ahí donde comenzó la tercera simulación donde rescatistas señalaban los puntos de colapso y estructuras dañadas para identificar los puntos de rescate, un maniquí debajo de una loza simulaba la persona atrapada que fue rescatada y trasladada a las carpas de los centros médicos para su atención hospitalaria, con ello culminarían los escenarios ante un posible sismo.
Al culminar el evento los diferentes equipos de rescate volvieron a formar filas y recibir el aplauso emotivo de los miles de espectadores que no dejaron de grabar todos los actos de los rescatistas.
LL