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Septiembre es el mes con más sismos en los últimos 118 años. De acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional (SSN) de la UNAM, han ocurrido 14 mil 602 movimientos durante este mes desde 1900 hasta la fecha.
“Las réplicas ocurren porque en sismos de gran longitud, anchura y magnitud quedan en el interior de la tierra muchos lugares inestables y ahí es donde se originan, pueden durar desde meses hasta años. Incluso ahora casi hay la misma cantidad de réplicas que de sismos”, afirma.
Añada que “el número de réplicas que ha habido del 7 de septiembre de 2017 a la fecha ha sido de 27 mil en esa región del golfo de Tehuantepec”, ubicada entre Oaxaca y Chiapas. Un año después “ya estamos en una cantidad estable de sismos.
“Ahorita ocurren sismos casi como ocurrían antes porque si la energía se libera completamente se entra en una estabilidad”, precisa.
De igual manera, el número de actividad sísmica de 1985 a la fecha se ha multiplicado ocho veces con respecto a lo registrado entre 1900 a 1984. El jefe de departamento de análisis del SSN explica que los sismos comenzaron a aumentar a partir de 1985; es decir, con la utilización del sistema sismológico financiado para tener más estaciones y equipo se lograron detectar más movimientos telúricos; “entonces sismos que antes no se reportaban, ahora se reportan”.
Desde 2010 se han extendido las estaciones a estados como Oaxaca, Sinaloa, Veracruz, Monterrey y Chihuahua. Actualmente, el SSN cuenta con 102 equipos para el registro de temblores y 61 estaciones de operación, el doctor menciona que el crecimiento ha sido de 75%.
En total, el SSN tiene registrados 146 mil 976 temblores de 1900 a 2018, de los cuales 305 tuvieron una magnitud de 6.0 a 8.2, esto significa que en promedio cada año ocurren 2.5 temblores.
Con base en el Servicio Geológico Mexicano (SGM), en México en promedio ocurre un movimiento de igual o mayor magnitud a 7.5 cada 10 años; cinco actividades telúricas de igual o mayor escala de 6.5 cada cuatro años, y 100 temblores de igual o menor escala aproximadamente cada año.
Si bien se conoce el mecanismo por el que ocurren los terremotos, el sismológico no puede predecir la fecha ni la magnitud del evento porque “se necesitan conocer las características de la tierra como densidad, temperatura, contacto entre placas, qué tan áspera es, donde se propagan las ondas. En China se hicieron predicciones utilizando el comportamiento animal y tuvo un resultado parcial, pero posteriormente fracasó. Son estudios, pero no son definitorios”.
La diferencia entre la magnitud y la intensidad de un sismo es que la primera mide la energía liberada por el movimiento de la tierra y la segunda proporciona los efectos que el temblor tuvo sobre la población.
Espíndola menciona que las alertas sísmicas de la Ciudad de México funcionan tomando en cuenta sólo la magnitud del movimiento, porque dependiendo de ésta es que puede haber afectaciones sobre la población, por eso los altavoces suenan a partir de un temblor de escala 6.0.
No obstante, las alertas “no están hechas para lugares muy cercanos porque no son predictivas, nada más nos avisan de lejos cuando ya vienen las ondas que son más lentas”.
El sismo del 19 de septiembre con epicentro en Puebla, a 131.1 kilómetros de distancia de la Ciudad, por esto la alarma sonó cuando la tierra se estaba moviendo.
Los estados que concentran la mayor actividad telúrica son los ubicados en el sur de la República: Oaxaca, Chiapas y Guerrero. Tan sólo en esas tres entidades se registraron 79% de los sismos enumerados en el SSN; los siguientes estados con actividad sísmica son Colima, Jalisco y Michoacán, con 12 mil 223, que representan 8% del total; en tercer lugar Baja California y Baja California Sur, con 7 mil 963, esto es, 5%.
La República está dividida en cuatro zonas sísmicas. En la zona A se encuentran estados como Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila. Según el Servicio Geológico Mexicano “no se tienen registros históricos de sismos en los últimos 80 años”; no obstante, el Servicio Sismológico de la Universidad tiene contabilizados 482 temblores con epicentro en esta zona.
Las zonas B y C están compuestas por 24 regiones, entre los que se encuentran la capital del país y la parte norte del Estado de México. El SGM detalla que “son zonas intermedias, donde se registran sismos no tan frecuentemente o son zonas afectadas por altas aceleraciones, pero que no sobrepasan 70% de la aceleración del suelo”.
La Ciudad de México ha sido epicentro de 225 sismos desde hace 118 años, pero ninguno ha sido de magnitud mayor a cuatro grados.
El área D incluye la parte sur de las entidades de Jalisco, Colima, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, donde “se han reportado grandes temblores históricos, la ocurrencia de sismos es muy frecuente y las aceleraciones del suelo pueden sobrepasar 70% de la aceleración de la gravedad”, como fue el caso del sismo del 7 de septiembre en Chiapas, con magnitud de 8.2.