A la par, la incertidumbre impacta a vendedores que temen que la cuarta ola disminuya la clientela, ya que en las primeras semanas de enero han notado una baja en la afluencia de gente, y en consecuencia, un menor número en ventas.
EL UNIVERSAL recorrió el mercado tradicional de La Lagunilla, donde hay dos panoramas que reflejan el temor al virus.
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Por un lado están los locatarios que portan cubrebocas como exigencia para no ser sancionados, contra aquellos ciudadanos que transitan entre el ambulantaje de Eje 1 Norte que oferta sus productos sin mascarilla de protección, sin sana distancia, e incluso, tocándose la cara, medidas contrarias para evitar contraer coronavirus.
Es el caso de Martha Patricia Zepeda, quien acompañó a su hija de 15 años a comprar su vestido para la celebración que se llevará a cabo en mayo próximo, aunque remarcó que será pequeña y familiar, “pues hay que cuidarse del Covid”.
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“Hay temor de que este virus continúe y se cancele la celebración, por lo que está en veremos la fiesta, pero aún así vinimos a comprar hoy el vestido”, sostuvo la madre de familia.
Mientras que Omar Cruz afirmó que el año pasado acudieron más personas a comprar su vestido: “Este año ya van varias semanas que han bajado las ventas. El año pasado hubo poca mejoría”, aseguró el comerciante.
De acuerdo con vendedores, el número de clientes disminuyó de diciembre a enero, quienes atribuyen eso a la cuesta de enero, pero además al incremento de casos de Covid-19 en la Ciudad de México.
En los pasillos se observan a personas de compras, degustando un café, aunque hay algunos restaurantes semivacíos.
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