“Raro, se siente raro”, expresó Felipe Vargas mientras termina de colocar los collares artesanales que trajo para instalar su puesto en el Tianguis Cultural del Chopo, en miércoles y en un horario vespertino-nocturno.

Desde hace 34 años, Felipe vende su mercancía en el Chopo, a donde llegó en 1990, justo cuando el tradicional tianguis de la colonia Buenavista contaba con una década de existencia, y a lo largo de ella, es la primera vez que los comerciantes se instalan a mitad de semana.

“Desde que empezó en 1980, el tianguis se pone los sábados, y de 8 o 9 de la mañana a 5 o 6 de la tarde; es decir, a esta hora la mayoría ya nos estamos levantando. En la pandemia nos colocamos algunos domingos, pero esta es la primera vez que nos ponemos entre semana y se siente extraño, muy raro”, dijo.

La razón de este inusual día para los tianguistas del Chopo es que, de manera inédita, se unieron a la Noche de Museos del 27 de noviembre para celebrar el 15 aniversario de esta iniciativa de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

“El tianguis del Chopo no es un museo, pero como si lo fuera, porque aquí puedes encontrar toda clase de artículos y prendas, muchas de las cuales no vas a ver en otro tianguis. Es más, hasta el tipo de personas que vienen y vendemos hace que este lugar sea diferente y pueda apreciarse. Es como un museo vivo”, mencionó Pepe Sol, quien desde 1981 vende artesanías de bambú en este espacio.

Este miércoles por la tarde y a un par de horas de que cayera la noche, en la esquina del Eje 1 Norte y Juan Aldama se percibió el ambiente que se vive cada sábado: un cantante de rock urbano y activistas feministas que vendieron ropa y figuras de la cultura del punk y dark.

Con todo y olor a pachuli y cannabis, el tianguis se extiendió sobre Aldama y llegó a la esquina de las calles Luna y Saturno, donde se instaló un templete con un back de Radio Chopo y la leyenda “El rock como expresión de tu libertad”, para que las bandas amenicen la primera Noche de Museos.

Conforme avanzó la tarde y comenzó el anochecer, los puestos fueron iluminados para resaltar los discos en vinil, playeras, cráneos, chamarras de piel, figuras de muñecos decapitados, corsetería sado, máscaras antigas y artesanías de todo tipo, entre otros artículos que dan a este lugar, involuntariamente, el aire de galería de arte al aire libre.

Los jóvenes y las personas adultas que se pasearon entre los puestos, ataviados con playeras negras, chamarras de mezclilla y piel con estoperoles, botas con plataformas y hebillas, maquillaje gótico y dreadlocks, hicieron del Tianguis Cultural El Chopo un museo vivo, donde la diversidad y lo raro conviven sin prejuicios.

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