La zona boscosa de la alcaldía Tlalpan está en disputa, desde hace al menos tres años, por diversas células que buscan controlar el trasiego de drogas y armas procedentes del Estado de México, Guerrero y Morelos, la venta de narcóticos al menudeo y cobro de piso, según información de inteligencia de la Guardia Nacional (GN) y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) capitalina.
El informe más reciente (2021) revela que en la zona irrumpieron con violencia Los Chapitos, una célula criminal procedente de Sinaloa encabezados y liderados por los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, otrora líder del Cártel de Sinaloa y quien actualmente purga una condena en Estados Unidos.
Aunado a este grupo criminal, se sabe que opera un pequeño remanente de La Familia Michoacana, asentada en el Estado de México. Y desde mediados del año pasado, autoridades federales detectaron la presencia de Los Rojos, organización originaria de Guerrero y con fuerte operación en Morelos.
Estos grupos, según el análisis, fueron desplazando poco a poco a grupos locales como el de Don Agus, quien el año pasado fue detenido por la policía capitalina.
El mismo informe expone que estas organizaciones se han apoderado de predios y rentan casas tipo ranchos en Parres, Topilejo o Totoltepec, en Tlalpan, donde la vigilancia es casi nula.
En noviembre de 2019, EL UNIVERSAL publicó un reportaje en el cual se exponía la vulnerabilidad de los poblados de Parres, frontera entre Tlalpan y Morelos, donde los propios ejidatarios denunciaron que los grupos armados “se paseaban” portando armas largas en la zona, e incluso eran despojados de sus terrenos por la delincuencia organizada.
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