Con las 16 alcaldías con sequía moderada para la primera quincena de noviembre, en el último año esta condición se ha agravado en la Ciudad de México, lo que ya genera estragos, principalmente para quienes viven del campo en las demarcaciones del sur.
De acuerdo con el Monitor de Sequía de México, para el 15 de noviembre de 2023, las 16 demarcaciones presentaron sequía moderada, condición que no se había visto, en esta época del año, al menos desde 2014, el primer año del que se tiene registro en el monitor.
Desde enero pasado, la capital del país arrancó con 100% de su territorio con algún grado de sequía; sin embargo, la situación se ha agravado a lo largo de los meses.
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En los primeros cinco meses del año, todo el territorio de la Ciudad presentaba intensidad D0 en el Monitor de Sequía, que significa “anormalmente seco”; para junio, 43.8% del territorio, es decir, nueve alcaldías, pasaron al indicador D1, que significa sequía moderada, mientras que las otras siete aún se encontraban anormalmente secas.
A partir de septiembre, las 16 demarcaciones, es decir, 100% del territorio se encuentra en sequía moderada, condición que se mantiene hasta el mes en curso.
Campesinos de las zonas agrícolas de la capital ya resienten esta problemática en sus cultivos, con la falta de lluvias y otros embates del cambio climático que provocan estragos.
Este 2023 ha sido “realmente catastrófico” para la agricultura en algunas partes de la Ciudad, cuenta a EL UNIVERSAL Isaac Suárez, presidente de la cooperativa Construir en Raíces, localizada en el pueblo de San Antonio Tecómitl, Milpa Alta.
Las afectaciones más severas las vivieron en su cultivo de maíz, que este año no levantó nada, pero también se resintió en la producción de amaranto y de algunos frutos.
“Por ejemplo, de los cultivos que generalmente sembramos, de maíz no levantamos absolutamente nada, cuando digo nada, es ni siquiera caña, ni siquiera forraje para los animales. El amaranto también se quedó muy pequeño.
“También lo resentimos mucho en la floración silvestre que también se vio muy afectada por la sequía. Lamentablemente, esto no es de este año, sino que cada año [se vive] con mayores repercusiones. Y no solamente es la sequía, sino también hemos tenido, por ejemplo, granizo atípico, enorme, del tamaño de una moneda de 10 pesos, que también nos afecta muchísimo para la producción de fruta, para la floración, para muchísimas cosas”, explica.
Ante las afectaciones, comenta, lo único que pueden hacer los campesinos es tomar acciones paliativas, como acolchados en el suelo para mantener la humedad por más tiempo. Sin embargo, se trata de un problema “sistémico que nosotros, como campesinos, no vamos a arreglar”, además de que se trata de una situación que se ha ido agravando año con año.
Las sequías comenzaron a afectar a la Ciudad de México desde 2019, aunque no con la intensidad que se aprecia en la actualidad. En noviembre de ese año, el Monitor de Sequía reportó que 11 alcaldías se encontraban “anormalmente secas”, mientras que en el mismo mes de 2020 fueron dos en esa condición. En tanto, el año pasado, para estas fechas, todo el territorio de la Ciudad de México se encontraba anormalmente seco.
Alberto Burquez, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, explica a El UNIVERSAL que la sequía para las poblaciones humanas, como lo es el Valle de México, es un fenómeno asociado con la densidad poblacional.
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Es un fenómeno que se vive no sólo en la Ciudad, sino también a nivel país y en el mundo, y se irá agudizando conforme pasen los años.
La mitad de la población de nuestro país se distribuye en el eje neovolcánico que concentra la mitad o más, como 60 y tantos millones de habitantes, que están en esa estrecha faja, en cuyo centro está la Ciudad de México, que va desde el océano Pacífico hasta el golfo de México. El resto del país está mucho menos intensamente poblado.
Los fenómenos de sequía se manifiestan de forma más evidente, mucho más grave, en todas estas regiones del eje neovolcánico.