Claro que es

para el balneario Elba , en Iztapalapa que este día, luce lleno, atascado.

No hay un milímetro de espacio en la alberca, el olor a cloro es penetrante, no importa eso, si se puede uno refrescar, comer un ceviche, fumarse un cigarrillo.

Las mesas están llenas de comida, alitas, papas, tostadas, todo lo imaginable está ahí, aguas, refresco.

Carlos Rodríguez dijo que “la gente es tan feliz con tan poco, si nos esperamos a tenerlo todo, no vamos a tener nada”.

“A mi me gustaría llevarlos a otro lado, pero, es lo qué hay, y aveces no es el poder adquisitivo sino cómo se la pase uno”.

Reflexionó sobre las personas que encuentran satisfacción en un Starbucks, ellos en este balneario en la Ciudad de México.

Desde un balcón, el señor Carlos buscaba a su familia pero la aglomeración es tan alta que es poco probable que alguien se encuentre.

“Si no los veo, voy a tener que esperar, les traje papas de 20 pesos, si no se las comen aquí, que lo hagan en casa”.

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