Cientos de capitalinos retomaron una celebridad netamente mexicana que por dos años, a consecuencia de la pandemia ocasionada por el Covid-19, quedó de lado: el Día de las Madres.

Para eso acudieron al tradicional mercado de Jamaica a comprar todo tipo de flores, arreglos y una que otra sorpresa extra para la más querida de la casa, aunque también, según estadísticas de la fiscalía capitalina, la más violentada durante la cuarentena.

Ahí mismo, las consumidoras —pues irónicamente para festejar el día de las madres, las propias madres eran las encargadas de las compras— se encontraron con un obstáculo: el alto precio de los productos de temporada que, según productores y comerciantes, es consecuencia de la pandemia.

Eso sumado a los bajos sueldos y al escaso aumento salarial hizo que este Día de las Madres fuera más austero que en años anteriores; sin embargo, muy a la mexicana, los capitalinos dejaron en claro que lo importante es festejar la vida luego de lo sufrido por el Covid.

Pues más de uno perdió a una madre, una abuela o una esposa. Otros, el empleo, o están por perderlo, por lo que confían en que ahora con el semáforo en verde y las actividades reactivadas 100% la situación mejore.

“Lo principal es recuperarnos, o al menos sacar para los préstamos que hicimos como productores, porque en los dos años que cerró el mercado nos afectó mucho todo eso, afortunadamente ahora ya está abierto y poco a poco la venta está saliendo”.

“El alto precio viene derivado un poco de todo, estamos hablando de los fumigantes, de los abonos que subieron el triple y pues esto genera que aumente de precio, hay gente que comprende que por eso todo va subiendo y hay gente que de plano no entiende, pero se ve la forma que ellos adquieran el producto y nosotros tener un beneficio”, explicó Natanael Martínez, productor de Jiutepec, en Morelos, quien reveló que en esta ocasión y para no desperdiciar producto, bajó sus costos.

Para la señora María Dolores, quien tiene más de 30 años comercializando flores que ella misma siembra en Villa Guerrero en el Estado de México, la situación es complicada.

Reconoció que aunque ella se salvó del virus, pues nunca se contagió, si le tocó vivir de cerca la tragedia. Ahora, dijo, no queda otra más que salir adelante y continuar vendiendo su producto, “nosotros seguimos echándole ganas porque esto es el sostén de la familia y espero que este año nos vaya mejor, pero no creo”.

En uno de los locales del mercado, la señora Guadalupe Castro renegaba de los altos precios de los productos, pero dijo que el 10 de mayo debe ser especial para las madres, desde para ella misma hasta para la suegra, a quien le compró un arreglo floral que superó los 500 pesos.

En otros puntos de la Ciudad, la situación no fue tan distinta, pues vendedores ambulantes, mariachis y pequeños inversionistas no cumplían sus expectativas de venta.

Los mariachis alrededor de la Plaza Garibaldi durante la pandemia no fueron contratados, pues no podían cantar ni tocar instrumentos de viento, y ahora con semáforo verde, adelantaron, la situación no es la esperada.

“Creo que la gente ya no se acuerda de los gallos, las serenatas, los cumpleaños, porque no hemos tenido trabajo, pero ahora con las madrecitas no falla, esperemos que se componga en la noche o en la madrugada”, dijo Francisco, del mariachi Los Altos de Jalisco.

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