Se le llamó durante años El Escape, un cuadro pintado al óleo donde se observa un bombero haciendo frente a un incendio, contando la historia del coronel José Saavedra del Razo durante la hazaña que le quitó la vida el 28 de noviembre de 1948, cuando atendió la emergencia de la tlapalería La Sirena, ubicada en el centro de la Ciudad de México.
Con esa mística de entrega —pues en aquella ocasión murieron 12 uniformados— muchos bomberos capitalinos se formaron. Todos podían ver esta obra en la estación Tacubaya, justo en la que fue conocida como la Sala de Honor y Banderas, lugar desmantelado por la anterior administración del sindicato para hacerlo oficinas, por lo que la pintura junto con unas 500 cajas con documentos históricos fueron a dar a la basura.
Para su recuperación solicitaron la ayuda de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), la cual tardó dos años en restaurar la pieza de arte milimétricamente.
Holocausto
Rosas Vázquez narra a EL UNIVERSAL que la historia verdadera del cuadro emergió de la nada, pues en realidad nunca se llamó El Escape, sino El Holocausto, y tampoco fue pintado en 1948 después del incendio en La Sirena.
Fue un bombero de apellido Terrés —del que poco se sabe— quien hizo la pieza en 1937, pues con la restauración hallaron la firma del autor y el año. Además, los especialistas del ENCRyM hallaron en la parte trasera una dedicatoria al coronel Saavedra del Razo, por lo que se supo que no había sido pintada tras los hechos de La Sirena.
“El bombero Terrés lo obsequia al coronel José Saavedra del Razo y, al momento que hace la restauración, encuentran una leyenda en la parte de atrás, como con lápiz, en el lienzo, y decía eso: ‘Al Coronel José Saavedra del Razo’. Entonces, tenemos esa historia que cambia y nos decían que el nombre no era El Escape, su nombre era El Holocausto”, cuenta.
Se sabe que el verdadero nombre era El Holocausto por una sencilla razón, el himno histórico de los bomberos capitalinos, en una de sus estrofas dice: “Es mi anhelo mayor el poder ofrendar mi vida en holocausto”.
Los vulcanos supieron que por aquellos años 30, a los incendios en el argot diario se les decía “holocausto”.
“El referirse a un incendio era llamarlo holocausto, incluso en décadas pasadas, finales de los 90 y principios de los dos mil, cuando teníamos un incendio, los bomberos nos preguntábamos, qué servicio es, es chamusca, es chamusca, para referirnos a un incendio. Creemos que por aquella época era holocausto”, dice Rosas Vázquez.
El bombero de la pintura no está escapando, está combatiendo un incendio, por eso para los bomberos este óleo es sinónimo de fuerza.
“Nos escucharon y nos la entregaron después de dos años, un gran trabajo, es algo que nos hace sentir orgullosos”. Juan Manuel Pérez Cova adelanta a este diario que el próximo 16 de diciembre de este año, en lo que fue la primera estación de bomberos en la Ciudad de México, hoy sede del Museo de Arte Popular, expondrán El Escape o El Holocausto.
La exposición permanecerá 15 días abierta al público y también se podrán observar las unidades históricas del Heróico Cuerpo de Bomberos.
“Que el público pueda ver, acercarse, a nuestra historia, a nuestros vehículos, imagínate hace 50 años que tipo de unidades había, y ahí va a estar nuestra historia. Es una cosa hermosa, además habla de nosotros”, afirma.
Este trabajo, asegura el jefe vulcano, va a permitir que “cuando nos vayamos dejemos los archivos oficialmente de cuál es el origen del organismo, cómo ha venido evolucionando, cuáles son las fechas históricas”.
De El Holocausto hay más por conocerse, pues los especialistas encargados de la restauración hallaron reproducciones de la misma pieza, una de ellas en el cuerpo de bomberos de Guadalajara, aunque la pieza original es la que está resguardada en la estación Ave Fénix, en Insurgentes, en la alcaldía Cuauhtémoc.
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