Este 1 de noviembre miles de hogares mexicanos reciben en sus altares a sus difuntos en el día de todos los santos. Desde hace varias décadas, colocar una ofrenda por los familiares y amigos que se han adelantado es una tradición que se hereda a las siguientes generaciones.
La tradición del día de Muertos ha sido adoptada por la iglesia católica, a pesar del origen prehispánico de la ofrenda para los difuntos. Sin embargo, lejos de lo judeocristiano han emergido otras figuras y cultos en México.
En el llamado barrio bravo de Tepito se sabe desde hace varios años del culto a la Santa Muerte a San Judas Tadeo y por supuesto, a la Virgen de Guadalupe, pero hay otro culto del que recién se festejará el tercer aniversario: el del "angelito negro".
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Este 1 de noviembre, varios grupos musicales realizarán un concierto en las calle de Carpintería, en la colonia Morelos, precisamente para festejar al "angelito negro" o "ángel negro", al que sus fieles han decidido sacar de la clandestinidad.
El "angelito negro" es una representación de Lucífer, que según la Bliblia fue un ángel que se rebeló contra dios y fue expulsado del cielo al infierno.
En la figura que existe en Tepito, Lucífer es negro, con cuernos y ojos azules, sentado en un sillón que a su vez, se encuentra sobre un pentagrama invertido.
"Él no es malo, aquí los malos somos nosotros", dice Alexis Guerrero, quien tiene en su casa el altar al "angelito negro", que asegura "es muy milagroso". Desde hace tres años, Alexis celebra a su deidad el 1 de noviembre en su casa en Tepito, aunque no es el único lugar en donde se le venera.
En Pachuca, el culto a Lucífer crece, en medio de rituales parecidos a los de la santería y al de la Santa Muerte, a la que sus fieles celebran cada 13 de diciembre, sólo un día después del festejo a la Virgen de Guadalupe.
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En el templo hidalguense al "ángel negro" los creyentes lo celebran el primer viernes de cada mes y quienes acceden al ritual acceden a un circulo de fuego en donde deben de descubrir su espalda para que puedan hacerles cortes en la misma y después mancharlos con su propia sangre. El siguiente paso consta de poner sal, alcohol y cera en la herida.