Las noches en las zonas aledañas a la calle peatonal de Regina, en el , lucen igual: jóvenes divirtiéndose, ingiriendo alcohol y tropezando entre ellos, pues los restaurantes de ese lugar lucen abarrotados.

Luego de que el bar Black Diamond, en la calle de Madero, fue suspendido porque rebasó el aforo permitido y se detectó la venta de alcohol a menores de edad, el trabajo de las autoridades se ha intensificado, lo que a decir de los locatarios y clientes no es lo mejor para los negocios.

“El tema es que nos estigmatizan. Aquí no son antros ni chelerías, son restaurantes con venta de alcohol, pero la autoridad, sobre todo, cree que son lugares de mala muerte y contra eso también tenemos que defendernos, porque nos afecta directamente”, dice Saúl, propietario de un local con más de 40 años en funciones sobre la calle Regina. Ahí mismo el caos es generalizado, los empleados vigilan las entradas y salidas “cazando” clientes.

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Dentro de los barecitos el ambiente está a tope, la música se alcanza a escuchar a varias cuadras, lo cual es molesto para algunos vecinos que no terminan por acostumbrarse al ruido.

En su interior, los clientes se sienten seguros e, incluso, se observó a una pareja con su hijo en brazos. “Seguido venimos a este lugar y nunca ha pasado nada, los precios están en la carta y son accesibles, así cuesta una cerveza en todos lados; además, nunca nos han robado ni nos venden alcohol adulterado”, señalaron.

“La gente que no conoce o no está acostumbrada a venir al centro puede pensar que es peligroso por todo lo que se dice o lo que leen, pero la verdad es un ambiente sano y, mira, hay mucho turista, entonces eso debe significar algo, además creo que es como todo, luego pasan cosas en los bares de la Roma, la Condesa o Polanco, el truco es que hay que salir con cuidado y no tomar de más”, comenta Mariana.

Saúl afirma que “cuando pasan cosas, como la del lugar ese de Madero, las revisiones se incrementan y nos traen en friega, que el papel esto, que te pasaste un metro del permiso, que revisan todas las botellas, pero nosotros tenemos todo en regla, todo”.

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“No te digo que no existan lugares irregulares o que operan fuera de la norma, nosotros lo sabemos, los hemos denunciado y las autoridades lo saben, entonces que se vayan contra ellos. Todos aquí estamos bien establecidos, tenemos años operando y nunca ha pasado nada. Aquí tenemos coordinación inmediata con la policía, tenemos servicio de taxis seguros, cuando vemos que alguien ya se pasó de copas no le servimos, cuidamos a nuestros clientes y nuestro negocio”, detalla el propietario del inmueble.

Parte de ese cuidado consiste en “echarle un ojo” a todos los clientes y a cualquier persona que pase de manera sospechosa o grabando con su celular, porque la extorsión también es otro problema que enfrentan, pero aun así sobre la calle de Regina la fiesta continúa.

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