En calles del Centro Histórico, tianguis o establecimientos irregulares de la Ciudad de México es relativamente fácil encontrar los llamados que prometen beneficios irreales o ser la cura de todo tipo de padecimientos. Gotas, geles y cápsulas son algunas de las presentaciones de estos productos, cuyo mercado también se ha extendido a las redes sociales.

Aun con operativos y alertas sanitarias, estos productos se pueden encontrar en negocios junto a artículos farmacéuticos, de belleza o herbolaria, mientras que en redes sociales y páginas de venta por internet se ofertan de forma masiva y sin regulación.

Cuauhtémoc, Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza e Iztacalco son las alcaldías en las que las autoridades sanitarias han hecho más hallazgos de este tipo de productos a la venta, de acuerdo con la Agencia de Protección Sanitaria (Agepsa), pero la posibilidad de hallarlos no se limita a esas demarcaciones, pues abundan en tianguis y establecimientos irregulares en los que las autoridades los recuperan ya sea por quejas de los capitalinos o ante las alertas que emite a nivel nacional la Cofepris para retirar determinado producto del mercado por ser falso, nocivo o engañoso.

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Los productos milagro pueden encontrarse junto a los estantes de shampoo, pasta dental y medicamentos. Foto: Yaretzy M. Osnaya / EL UNIVERSAL
Los productos milagro pueden encontrarse junto a los estantes de shampoo, pasta dental y medicamentos. Foto: Yaretzy M. Osnaya / EL UNIVERSAL

En entrevista con EL UNIVERSAL, Ángel González Domínguez, director general de la Agepsa, explica que los productos más buscados por los capitalinos son los que prometen beneficios para padecimientos crónicos de largo plazo, por ejemplo, obesidad, cáncer, diabetes, problemas articulares, más que para problemas agudos.

Sin embargo, consumir este tipo de productos implica hacer un gasto en algo que no sólo no suele tener ningún efecto positivo para la salud del paciente y que, por el contrario, es más probable que generen un daño, ya que “no tienen ningún control en su producción, en su calidad, y muchos de ellos incluyen sustancias prohibidas o restringidas para su venta que no explican en su empaquetado”, advierte González.

En un recorrido por distintas calles del Centro Histórico y alrededores como la Lagunilla y Tepito, esta casa editorial comprobó la facilidad con la que se pueden adquirir productos que se venden como remedios para gran cantidad de padecimientos.

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El llamado Chupa panza, señalado por la Agepsa como “producto engaño”, se oferta a través de Facebook. Foto: Captura de pantalla
El llamado Chupa panza, señalado por la Agepsa como “producto engaño”, se oferta a través de Facebook. Foto: Captura de pantalla

En un local ubicado en la calle de Tacuba, por donde cada día transitan cientos de capitalinos, se ofrecen artículos en distintas presentaciones a los que la gente accede para sustituir la medicación alópata. Por 183 pesos se puede adquirir un bote de Berberina, un suplemento alimenticio que, asegura la vendedora, “la toman las personas con diabetes y sustituye el captopril y la metformina”. La caja contiene 60 unidades.

Otro similar es chialpiste mix, un suplemento que también contiene resveratrol y hierba del sapo, que “también se llevan para eso, en lugar de estar tomando el captopril”.

En otro comercio del Centro Histórico, junto a otros artículos de uso diario como shampoo, pasta dental y fragancias corporales, por 42 pesos se pueden adquirir botes con suplementos alimenticios que supuestamente ayudan con distintos padecimientos: hierba del sapo para eliminar cálculos renales y tratar ácido úrico, gota o dolor reumático; cuachalalate un suplemento para gastritis y úlceras; boldo para el hígado y la vesícula; castaño de indias para las hemorroides y dolor de piernas; espino blanco para la presión alta, estrés, arritmia y limpiar arterias.

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En otro local, en el que se venden artículos de belleza, para el cabello y faciales, también se pueden hallar geles a muy bajo costo que prometen reducir la grasa del abdomen y otras partes del cuerpo. Con precios desde 17 hasta 150 pesos uno puede adquirir un pequeño bote de 120 gramos de un gel reductivo para damas y caballeros que contiene “ingredientes 100% naturales, los cuales actúan reduciendo sus medidas”, se lee en la parte trasera del producto.

Los ingredientes de este producto son extracto de sábila, extracto de romero, éter, extracto de ruda y alcohol alcanforado. Sin embargo, no precisa la cantidad de cada uno de los ingredientes, lote, ni tampoco tiene fecha de caducidad, información que las autoridades sanitarias recomiendan identificar.

“Se llevan mucho el de jengibre, como da calor, ayuda a reducir”, comenta la vendedora cuando se le pregunta por una recomendación. Basta con elegir el que más le atraiga al comprador y pagar por él.

También en redes sociales

La venta de estos productos también se ha propiciado en internet, sobre todo en grupos de compra-venta en redes sociales, donde difícilmente se puede comprobar el contenido de los artículos.

“Estos productos se publicitan de manera masiva a través de plataformas digitales, páginas web y se venden de manera directa a la población”, señala Ángel González Domínguez, director general de la Agepsa, quien advierte que el problema es que en el comercio electrónico la población adquiere los productos sin tener información firme, con base en publicidad engañosa.

En una revisión de redes sociales como Facebook y X, esta casa editorial confirmó la facilidad con la que se puede acceder a ellos con apenas un click, toda vez que en grupos de venta se ofrecen como cualquier otro artículo a precios bastante accesibles para los compradores.

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“Maravilloso gel Chupa panza, excelente quema grasa, ayuda a reducir tallas, ayuda a eliminar la flaci dez, ayuda a reducir estrías, es ideal para post parto”, se lee en una publicación de la red social Facebook, junto a una fotografía de un frasco amarillo. El costo del producto es de 70 pesos por unidad o dos por 100 pesos. El llamado Chupa panza es uno de los productos que la Agepsa ha señalado como uno de los “productos engaño”, al igual que otros tantos como son Riñón Vida Plus Max, Prostamax, Prostaliv, Cicatrisan Plus, Adaptogen Sinergy, Labe Pharmaceutical, BHIP Global de México y Herbal Solution´s Health, entre otros.

En las redes sociales los vendedores hacen uso de la misma labia con la que venderían en un local fijo para convencer a los consumidores de llevarse la mercancía. Colocan anuncios llamativos u ofertas atractivas.

En otras plataformas como Mercado Libre o incluso en plazas comerciales también es posible encontrarlos, por ejemplo, los productos Adaptoheal, por los que en septiembre de 2022 la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) alertó debido a que “no cuentan con estudios que garanticen su seguridad, eficacia y calidad”, aún pueden encontrarse en internet a precios que van desde casi 800 pesos hasta mil 109 pesos por un bote con 150 cápsulas a base de ginseng, entre otras sustancias.

También es fácil encontrar Diolix, un suplemento en cápsulas con cúrcuma, pulpa de guayaba y espirulina, identificado por las autoridades como “producto engaño”. Cada bote con 30 cápsulas tiene un precio de entre 310 y 321 pesos o tres frascos por mil pesos.

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Las redes sociales juegan un papel importante en la promoción de cualquier producto, por lo que ante la falta de regulación que existe en materia digital para productos farmacéuticos hay quienes aprovechan este espacio para ofrecer estos artículos engañosos, señala Rafael Gual Cosío, director general de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma).

Los productos milagro se caracterizan por ofrecer beneficios que no están probados científicamente y que normalmente no tienen un principio activo farmacéutico, por lo que al final, quienes los consumen —pacientes que en ocasiones suspenden un tratamiento con medicamentos alopáticos— no obtienen los beneficios prometidos, así que terminan por ser una falsa esperanza, considera.

Para él, el consumo de estos productos en lugar de medicamentos puede deberse en parte al desconocimiento de la población ante los riesgos de los mismos, ya que en ocasiones lejos de brindar beneficios para el padecimiento en cuestión, pueden incluso ser perjudiciales para la salud.

La Agepsa enfatizó en que los productos milagro o engaño no garantizan ningún nivel de seguridad en su elaboración, almacenamiento y venta, por lo que no tienen registro o autorización sanitaria.

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