Chiautla, Méx.— Las manos de Ambrosio Rodríguez, quien lleva 65 años como panadero, aún son muy habilidosas para darle forma a las piezas de pan que elabora con maestría en el taller donde aprendió el oficio desde que era un niño.

Don Ambrosio forma parte de una familia que desde hace varias generaciones se dedica a esa actividad en San Antonio Tepetitlán, comunidad ubicada en el municipio de Chiautla, en el nororiente del Valle de México, conocido como la cuna del pan de feria o pan de fiesta.

Desde la entrada al pueblo, cercano a Papalotla y Chiconcuac, se le da la bienvenida a los visitantes a la Tierra bendita del pan, como así está inscrito en el arco por el que pasan todos los que llegan a ese territorio.

Y le denominan de esa manera porque casi 90% de los, aproximadamente 2 mil 100 habitantes que residen ahí, según el Inegi, se dedican a la elaboración de pan.

“Es muy importante porque es la cuna del pan de fiesta, ese pan que se comen en las fiestas más importantes como la de Aguascalientes, de León, llega de aquí de Tepetitlán, es la cuna del pan de fiesta. Casi todo el pueblo se dedica a esta actividad y no sólo aquí, sino los pueblos vecinos también vienen a trabajar acá, en mi infancia yo trabajé aquí limpiando las latas y luego las engrasaba, entonces genera también fuentes de trabajo de los pueblos vecinos”, dijo Juan Miranda, panadero de oficio y promotor cultural.

En la casa de don Ambrosio preservan la forma como preparaban pan sus tatarabuelos y él, pues le ha enseñado a su descendencia esa misma receta para que el producto sepa igual al de hace más de 100 años.

En su taller está el horno artesanal, construido con ladrillos de barro, el cual arde a más de 200 grados centígrados para que le dé el sabor especial a cada uno de los panes.

En todo el año preparan pan de fiesta, pero en las semanas previas a la celebración del Día de Muertos le dan una pausa a ese producto para que hagan el pan alusivo a esa festividad, que es la más importante en el calendario de los mexicanos.

A esa preparación se suman habitantes de comunidades vecinas y el taller de don Ambrosio se transforma es una escuela de elaboración de pan.

“Ahorita viene la temporada de pan de muerto, aquí se elabora y salimos a vender a varias partes. Aquí cada ocho días hacemos nuestro pan de fiesta, sábado y domingo, es la venta de nosotros y lo trabajamos jueves o viernes para el sábado y domingo irnos a la venta”, narró don Ambrosio.

Para esta temporada sólo en su taller artesanal elaborarán aproximadamente 10 mil panes de muerto que venderán en las comunidades de la región y con sus clientes de la Ciudad de México que llegaron a ese poblado atraídos por el olor exquisito que se propaga por esa zona cercana al cerro de Las Promesas.

Tepetitlán es un poblado singular porque no hay una sola panadería, lo que se encuentran son talleres para la elaboración del pan.

“No hay otro país como en México donde se elabora el pan de muerto, por eso tratamos de preservar nuestras costumbres, tenemos talleres a donde concurren gente de los municipios de la región, donde vienen a aprender a hacer pan de muerto”, comentó Juan Miranda.

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