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Nicolás Romero, Méx.— “¿Por qué mi mamita Lupita está en el cielo y no está conmigo?”, pregunta Lalito, quien busca la foto de su madre para darle un beso, antes de celebrar el Día del Niño junto con sus primos hermanos acompañados de pizza y espagueti, su comida favorita.
El pequeño, cuya identidad se resguarda, tenía tres meses cuando su llanto llamó la atención de los vecinos de El Vidrio, quienes lo vieron junto al cuerpo de su mamá, una estudiante de la UNAM que a los 22 años murió lapidada el 6 de julio de 2017 a unos pasos de su casa.
Lalito, a quien su madre llamaba Pie pequeño, tiene cuatro años, y aunque en un juicio el homicida de Lupita fue sentenciado a 62 años de prisión y a pagar la reparación del daño, a la fecha la familia materna del menor no ha recibido un peso para la manutención.
Lalito tampoco está integrado en el padrón de hijos de víctimas de feminicidio del Estado de México, pese a que su madre murió en 2017 y la sentencia al responsable fue emitida en enero de 2019 y ratificada con una ampliación de condena en mayo de hace dos años.
El abuelo del niño perdió su empleo y destinó el dinero de su liquidación para buscar, por casi dos años, la captura y justicia en el proceso legal del homicida. Afortunadamente ahora cuenta con una pensión.
A pesar de que en el Estado de México existen recursos para la reparación del daño de las víctimas de feminicidio y programas como Valentina, destinado para la atención de niños y niñas en situación de orfandad por este delito, Pie pequeño no recibe un peso, señalaron familiares.
Para celebrar el 30 de abril, Lalito y sus primos hermanos pidieron su comida favorita, pizza y espagueti, luego de besar la foto de su mamá a la que todos los días le dice: “¿Por qué no estás conmigo?”