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Un hombre de 41 años fue detenido por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSPCDMX) y consignado ante la Procuraduría General de Justicia local (PGJCDMX) imputado por el delito de feminicidio; a golpes, mató a su pareja sentimental y a Lucho, un pequeño perro de la raza chihuahua que defendió a la mujer de los patadas que el presunto asesino le asestaba.
El reporte del incidente lo hicieron vecinos del Edificio Fortín, en la colonia Narciso Mendoza, sector de Villa Coapa, alcaldía de Tlalpan. Hasta ese lugar llegaron los uniformados, pues se reportaron gritos que pedían ayuda, golpes y ladridos en el departamento número 401.
Cuando ingresaron al inmueble, los agentes encontraron el cuerpo de la mujer en el baño, donde aparentemente intentó resguardarse de las agresiones.
Junto a ella estaba el cadáver del chihuahua, quien también fue molido a golpes.
El imputado, identificado como Gabriel “N”, llegó minutos después a la escena del crimen.
En primera instancia, el sujeto se dijo sorprendido de los hechos y acusó que en esa colonia había muchos “robacasas” y que posiblemente habían entrado al inmueble y ellos habían sido los responsables del caos y las muertes de la mujer y la pequeña mascota.
Sin embargo, al ser cuestionado por los uniformados, el hombre, vestido con playera y pantalón negro, empezó a caer en una serie de contradicciones.
Ataque de furia. Ante los agentes capitalinos, el indiciado confesó el crimen e incluso ofreció 50 mil pesos a los policías de la SSPCDMX para que hicieran caso omiso del homicidio; pidió a los uniformados que “olvidaran” el incidente y no lo reportaran al menos en una hora, tiempo en el cual, dijo, aprovecharía para escapar de la Ciudad de México.
Sin embargo, los oficiales rechazaron su oferta y lo detuvieron como probable responsable del feminicidio de la mujer encontrada en el baño.
Sin control. A decir de la confesión del imputado, todo comenzó por una riña, pues sospechaba que su pareja, también de 41 años, lo engañaba y empezaron a discutir hasta llegar a los golpes.
De repente dijo, “todo se salió de control” y cuando se dio cuenta ya la había matado. Salió del domicilio a fumar un cigarro y pensar en lo que había hecho.
Para desviar la atención de las autoridades, el imputado ya había alterado la escena del crimen revolviendo cosas y desapareció dinero en efectivo que estaba guardado en un cajón del clóset, de esa manera pensaba imputar a los delincuentes dedicados al robo a casa-habitación, pero los oficiales no creyeron en esa versión.
Más tarde llegó un familiar de la víctima quien reveló a las autoridades que desde hace poco más de dos meses la pareja ya tenía problemas y con frecuencia discutían.
La ahora finada no denunció el hecho y trató de arreglar el problema dialogando con él, pero las diferencias “no tuvieron solución” y Gabriel la asesinó.