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La suboficial Tania Cruz, quien lleva cuatro años como encargada del programa de equinoterapia que desarrolla la Policía Montada de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, asegura que la mayor satisfacción de la tarea que realizan es “ver niños que llegan espásticos, es decir, con sus músculos muy rígidos y por el calor del caballo se empiezan a distender mucho, a partir de eso tenemos mucho logros”.
Las columnas que rodean este espacio muestran coloridas ilustraciones de animales y letras del abecedario que sirve para estimular el lenguaje y la memoria de los pacientes.
El oficial Daniel Álvarez, quien desde hace cuatro da terapia, afirma que “sinceramente nunca me imaginé que iba terminar dando terapias, pero gracias a dios aquí estamos y estamos para serviles”.
La Unidad de Policía Montada de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México, implementó desde el 1996 una manera más para servir a la población por medio de sus caballos con el programa de equinoterapia, que imparte en tres sedes.
La terapia consiste en el contacto con los caballos para mejorar la calidad de vida de la personas, dirigido a niños y adultos con algún tipo de discapacidad, los mismos elementos policiales se han profesionalizado y están certificados por la Asociación Mexicana de Equitación Terapéutica para impartir sesiones de rehabilitación que se ofrecen de forma gratuita una vez por semana de Lunes a Sábado.
A la fecha la Unidad cuenta con 30 terapeutas y 50 caballos pertenecientes a la SSC.
Para la Suboficial Tania, los alumnos deben de llegar a un punto en que sin importar la condición que tengan se conviertan en jinetes, muchos tienen éxito generando una profunda confianza entre su terapeuta y el animal que están montando, cada caballo ha pasado un proceso de selección que garantiza que sean los ideales para esta labor.
Los pacientes
Juan Lorenzo Aguilar es constante y por veinte años ha llevado a su hijo Juan de Dios a la equinoterapia.
“Podría decirse que sí somos de los pioneros, vi el anuncio allá afuera y un año tardé en encontrar lugar, pero de ahí en adelante es un servicio único sinceramente”.
Juan de Dios Nació al sexto mes de gestación con problemas de hidrocefalia y estaba paralizado de su lado izquierdo, a sus 34 años es un joven que ha pasado por siete intervenciones quirúrgicas.
Su padre, Juan Lorenzo, expresa que uno de los beneficios más importantes que aporta la terapia equina, es la seguridad en sí mismo, que lo lleva a socializar y en la cuestión física ha logrado desplazarse con más equilibrio, resalta “Independientemente que sea gratuito, que eso es muy importante, es con mucha calidad y sobretodo con algo increíble, cómo es posible que unos caballos que son de movimientos para levantamiento de manifestaciones, sean tan nobles con los niños y los instructores son gente de mucho respeto, se siente la empatía”.
En sus veinte años asistiendo a la Unidad Montada el señor Lorenzo ha visto cambios significativos en las instalaciones, pero sobretodo en el trato, destaca ¨tenernos paciencia a los papás y luego a los jinetes alumnos, es algo que sinceramente, eso, ni el sueldo lo paga y las gracias menos, yo creo les vamos a poner una estatua” Lucía Pineda es mamá de Liliana Juárez, quien hace un año tuvo una complicación medica que deterioró su salud, y decidieron optar por la terapia equina.
Nota que su hija ha modificado su postura, enderezándose más, su concentración mejoró, así como su estado anímico, hace un año la complicación que tuvo Liliana también afectó su habla, sin embargo ha recuperado la intención por expresar palabras y ya balbucea.
Tanto los jinetes como sus familiares se involucran en las sesiones, contando con un espacio seguro y al aire libre, ellos sobre todo destacan la calidad humana de los elementos policiacos y su gran compromiso.