Cumpleaños, reuniones con amigos, citas amorosas, nostalgia o el simple antojo de comida oaxaqueña y yucateca han sido, desde hace casi una década, el pretexto perfecto para caerle a “Las Tlayudas” o a “El Habanerito”, dos restaurantes en la Ciudad de México que han sido afectados por el al igual que muchísimo otros negocios en el país.

Aunque se han visto obligados a cerrar sus puertas al público, la producción de platillos de ambas tierras continúa con ayuda del servicio para llevar y especialmente de las aplicaciones.

Así, todos aquellos que extrañan el sabor de una tlayuda de cecina enchilada con chapulines o unos taquitos de cochinita pibil con sopita de lima pueden disfrutarlos en casa.

“Muchos amigos o clientes asiduos del lugar han sido bastante solidarios con nosotros porque son principalmente ellos los que nos están pidiendo por las aplicaciones o están llevando a su casa”, dijo Askari Mateos a EL UNIVERSAL, creador de Las Tlayudas.

Este restarurante comenzó hace casi 10 años, cuando Askari celebró su cumpelaños en la azotea de su departamento en la CDMX con tlayudas, mezcal y chapulines.

Fue tal el impacto de la comida, que volvió a hacerlo y poco a poco el rumor de la azotea donde hacían tlayudas se fue volviendo popular para oaxaqueños, artistas, capitalinos y curiosos, incluso, se llegó a decir que para subir a la azotea (llamada entonces Tlayuda Roof) tenías que dar una clave.

"Las Tlayudas" se encuentra en Insurgentes Sur 560, con once empleados que hasta hoy conservan su trabajo, pero de los cuales solo están laborando 3 personas.

“Estamos haciendo un esfuerzo, la verdad es que la fuerza de trabajo del restaurante es casi como una familia, nadie ha perdido su empleo, de hecho siguen recibiendo no totalmente su salario pero sí una parte del mismo,nuestros empleados y empleadas saben que tienen que quedarse en casa, cuidarse y cuando volvamos a abrir, que espero que sea pronto, van a regresar a su empleo”, comentó Mateos.

Agregó que el aumento de la venta por las aplicaciones es de un 30%, algo que agradecen, ya que hasta la reapertura de los restaurantes esta será su única forma de sustento.

“Antes de que empezara la pandemia las ventas en las aplicaciones que son Didifood México, SinDelantal.mx y Rappi no eran tantas, pero ahora dependemos única y exclusivamente de lo que podamos vender a través de ellas, también hacemos entregas a domicilio en la zona, Del Valle, Narvarte, Roma, Nápoles, pero básicamente ahora nos sostenemos de estas aplicaciones, que en teoría han subido un 30% los pedidos pero es lo único con lo que contamos, con la posibilidad de vender en las aplicaciones”.

El sabor de Yucatán en CDMX

La historia de El Habanerito (Ubicado en Frontera 177) tiene que ver con la herencia gastronómica familiar. Los abuelos de Jocelyn Dzul, una de las fundadoras, eran yucatecos, su mamá sabía muy bien todas las recetas de esta tierra, por lo que decidieron rescatar la tradición y compartirla en la capital.

“Las recetas son de mi mamá y de mi abuela, con esto mi hermano y yo queremos rescatar toda la tradición de la cocina y prepararla de una forma tradicional, respetando todas las recetas y tratando de respetar los sabores sin que haya un cambio , trayendo todos los ingredientes de Yucatán”.

Este negocio sí ha sufrido bajas en el personal, pero al igual que Las Tlayudas, las redes sociales y las apps han jugado un papel determinante.

“La ayuda de las plataformas ha sido muy útil para nosotros, nosotros no estábamos antes en ninguna plataforma debido a ciertos temas del cobro, pero ahora es lo que hay y de eso nos estamos agarrando. También nos han dado cierta publicidad y las redes sociales nos han ayudado muchísimo", dijo Jocelyn.

Mientras que en “Las Tlayudas” de Askari la gente puede disfrutar de una gran variedad de de tlayudas y otros platillos como sopa de chapulín, molotes de plátano, tetelas y aguachile de camarón con chapulines; en El Habanerito las opciones son también variadas, hay relleno negro, pollo en escabeche, kibis, empanadas de chaya, pollo pibil, sopa de lima y por supuesto, cochinita pibil. Todos, preparados con mucho cuidado y limpieza para que los consumidores no tengan por qué preocuparse.

“Todas las mañanas sanitizamos las áreas de trabajo donde se preparan alimentos, tenemos aspersores con agua y alcohol. Las personas que trabajamos acá usamos cubrebocas y guantes para preparar alimentos, posteriormente empacamos los alimentos y obviamente todo el tiempo estamos usando gel y cubrebocas para entregar”, comentó Askari.

Ambos restauranteros invitaron al público a probar un poquito de sus tierras durante esta pandemia, además, tienen diferentes descuentos en los alimentos. Cuando se abran nuevamente las puertas, dijeron, esperarán a los comensales con los brazos abiertos, para seguir disfrutando de los sabores de Oaxaca y Yucatán.

om/hm

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