Naucalpan, Méx.— Un río negro del que emana un fuerte olor a basura, proveniente del relleno sanitario metropolitano de Puente de Piedra en Tepatlaxco, contamina al río San Juan que desfoga en la presa Madín, misma que abastece de agua potable a los habitantes de Naucalpan, Tlalnepantla y Atizapán de Zaragoza en el Estado de México, además de que en breve surtirá a la Ciudad de México.
En un recorrido con habitantes de Tepatlaxco, EL UNIVERSAL documentó la salida de un río negro del mencionado relleno sanitario, del que fluyen lixiviados de las toneladas de basura que recibe diariamente y que, de acuerdo con los vecinos, está generando graves problemas de contaminación a los mantos acuíferos de las barrancas de la región, así como al afluente que termina en la presa.
El fluido de lixiviados baja como un río negro de la montaña de desechos —donde todos los días llegan camiones de capital, de los municipios de Atizapán de Zaragoza y de Naucalpan—, y llega al río San Juan justo en la parte trasera de la escuela primaria Emiliano Zapata, en Puente de Piedra, para de ahí bajar a la presa Madín.
En dicha presa, las autoridades sanitarias reconocieron y documentaron la muerte de miles de peces por esta contaminación.
A su vez, ambientalistas e investigadores de la UNAM, IPN y del Comité de Sanidad Acuícola del Estado de México iniciaron una serie de trabajos sobre el daño ecológico que se registra en la zona.
Además de los lixiviados del relleno sanitario de Puente de Piedra, a la presa Madín llegan descargas de drenajes de al menos 18 desarrollos y asentamientos ubicados en la Zona Esmeralda, La Concordia, en la sexta sección de Lomas Verdes y del pueblo de Nuevo Madín, alertó en mayo Eduardo Espinosa Medel, gerente operativo de la comisión.
Por ello, el agua de esta cuenca está contaminada con metales como aluminio y mercurio; plaguicidas DDT, diazinon y fention; fármacos como diclofenaco, ibuprofeno y metformina; residuos de productos de higiene personal y bloqueadores solares, entre otras sustancias químicas que han detectado en estudios de laboratorio realizados por investigadores del IPN, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) y el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), informó Espinosa Medel.
Por lo anterior, la nueva planta potabilizadora debe tener equipo de última generación para eliminar estos contaminantes, reiteró.
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