Tultepec, Méx.— En el arte de la pirotecnia, Fabiola y su esposo Luis encuentran su motor de emociones. Esta pareja de artesanos pirotécnicos decidieron hace 15 años crecer en el mundo de la pólvora, pasando de la fabricación y venta de cohetes que tenían cada uno con sus familias, a presentar shows con efectos especiales, en su mayoría piromusicales, que han llegado a presentar para eventos como la conmemoración del Grito de Independencia en diferentes estados del país.
“Mi trabajo es muy interesante, te marca como persona; no es lo mismo estar sentado en una oficina que salir al campo y ver tu trabajo en el aire, y que no nada más una persona lo vea. Estamos hablando que en un show pirotécnico hay miles de personas que pueden admirar lo que hacemos. No hay palabras para poder explicar ese sentimiento que te da el mostrar tu trabajo ante muchas personas”, comentó Fabiola Urban.
En entrevista con EL UNIVERSAL, los esposos contaron que con el paso de los años se actualizaron, evolucionaron con los softwares para pirotecnia y programas de disparo que les han permitido llevar el nombre de Tultepec a niveles internacionales, presentándose en países como Italia, Japón, Puerto Rico y Francia.
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“Todo el producto que nosotros usamos es netamente tultepequense. Nuestro trabajo no sólo tiene una repercusión en nosotros como empresa, sino que es una derrama económica para mi pueblo. Tenemos diferentes proveedores”, explicó Fabiola.
Los inicios
La vida con la pólvora es una tradición familiar para Fabiola, quien contó que conoce los polvorines desde niña, pues sus padres fabricaban luces de bengala, cometas, escupidores y volcanes, hasta que comenzaron a realizarles pedidos grandes como castillos y bombas. Y fue ahí cuando tuvo la visión de abarcar otro tipo de espectáculos basados en la pirotecnia.
La familia de Luis toda la vida se ha dedicado a la venta de pirotecnia de recreación en el mercado San Pablito, en Tultepec, lugar donde se conocieron.
El taller de su empresa Luminomac está ubicado en La Saucera, zona autorizada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el cual ha cambiado con el paso de los años, pasando de ser un lugar con pocas instalaciones, no bien construido y sin pagar impuestos, a convertirse en una empresa formal que da empleo y donde se crea arte, producto del esfuerzo de su padre y al que dan continuidad.
“Tú decides si quieres crecer o te quedas ahí. Para nosotros como pirotécnicos es complicado hacer un trámite; sin embargo, es ver qué tan responsable eres y qué tanto le das la importancia a lo que haces, qué tanto quieres progresar y seguir”, señalaron.
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Presencia internacional
En los espectáculos que ofrecen en obras de teatro, conciertos, programas de televisión y el Grito de Independencia que han llevado a Tlaxcala, Guanajuato, Puebla, Oaxaca, Yucatán, así como a las alcaldías Venustiano Carranza y Miguel Hidalgo, en la Ciudad de México, y en su misma tierra de Tultepec o en los municipios de Naucalpan e Ixtapaluca, combinan música, diseños, colores y efectos.
“En los piromusicales hay un punto que se llama reacción en el público, y el ver que la gente comprenda lo que plasmaste en ese momento, es algo increíble. Hace un año concursamos con Japón. Llegó el momento de paz, llenamos el cielo de estrellas, pero hay tipos de pirotecnia donde puedes simular ese tipo de efectos”, comentó Fabiola Urban.
También han producido shows para la Secretaría de Marina y participaron en el espectáculo inaugural del Estadio Olímpico de Querétaro; concursaron en Valle de Bravo y ganaron el primer lugar para competir en Japón, situaciones que los llevan a pensar, imaginar y seguir creando con la pólvora.
Las satisfacciones
Fabiola y Luis narraron que han conocido de todo, desde lo más humilde hasta ciertos privilegios viajando a distintos pueblitos del país donde disfrutan de la gastronomía, desayunos en leña con café de olla e incluso en eventos que los hacen sentir especiales.
De igual forma, los viajes a distintos puntos de México les permitieron conocer a más colegas artesanos de estados como Zacatecas, Aguascalientes, Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Guanajuato y Jalisco.
“Es algo bonito porque; por ejemplo, anualmente en Tultepec se hace una peregrinación a San Juan de los Lagos, Jalisco. Para nosotros es una ruta porque primero vamos avanzando y vamos con el amigo de Irapuato, después a Celaya y de ahí nos subimos, pero no vamos directamente a San Juan, sino con otros amigos de Guadalajara. Y terminamos nuestra manda y nos vamos a Zacatecas a ver a otros amigos”, contaron.