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A raíz del rediseño del espacio aéreo efectuado a partir del 25 de marzo pasado, se incrementaron los niveles de ruido producidos por los aviones que ahora sobrevuelan a una altura menor más de 113 kilómetros cuadrados, lo que sobrepasa los 61 decibeles, denunció el diputado local de Morena, Alfredo Pérez Paredes.
Al presentar un punto de acuerdo por el que exhorta de “manera respetuosa” a las secretarías de Comunicaciones y Transportes y del Medio Ambiente de la Ciudad de México, así como del Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam) para que en conjunto con líneas aéreas y sociedad civil se revise el rediseño de las rutas de navegación aérea de la Ciudad de México.
Destacó que de acuerdo con investigadores, el ruido de los aviones afecta la tranquilidad, disminuye la plusvalía de las propiedades y afecta la fauna de las reservas naturales del poniente y sur.
Recordó que la principal ruta de llegada de los aviones que aterrizan en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), fue modificada en una primera etapa el 25 de marzo, a raíz del rediseño del espacio aéreo que el Gobierno federal llevan en el Valle de México, en preparación a la entrada en operación del nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles , ubicado en Santa Lucía, Estado de México.
Sin embargo, aclaró que esta acción es con el propósito de que esa nueva terminal, junto con el AICM y los aeropuertos de Toluca, Puebla y Cuernavaca , puedan trabajar al unísono de manera coordinada.
No obstante, expresó que una buena parte de la población del sur-poniente de la capital están molestos, porque las aeronaves pasan más cerca de sus casas, lo que genera grave contaminación auditiva, afecta la salud de la población y provoca impactos al medio ambiente.
Destacó que con las nuevas adecuaciones a las rutas, actualmente los aviones no vuelan sobre el periférico, sino que ahora su trayectoria es más al poniente hasta la zona de Santa Fe y del sur-poniente, como las Águilas, Mixcoac, Del Valle Sur, para enfilar hacia el AICM.
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Cabe mencionar, expone en su propuesta, que antes del nuevo diseño las área afectadas por el ruido eran de 68.4 kilómetros cuadrados, pero de acuerdo con un análisis realizado por Pablo Ortiz Haro, consultor independiente en ingeniería especializada en transporte, más de 113 kilómetros cuadrados en la Ciudad ahora son afectados por un nivel de ruido de 61 o más decibeles.
Previo al rediseño del espacio aéreo en el Valle de México, un total de 68.4 kilómetros cuadrados en la Ciudad de México tenían un nivel de ruido por encima de los 60 decibeles.
Aunque antes del 25 de marzo, aproximadamente 18.8 kilómetros cuadrados estaban por encima de los 69 decibeles, pero sabe que esta área se encuentra en la recta final de aterrizaje de las aeronaves en el AICM.
Mientras tanto, casi 50 kilómetros, todos ellos localizados en la aproximación tradicional por el noroeste de la Ciudad de México están en el rango de entre los 61 y 69 decibeles.
Las llegadas de las aeronaves por el sur de la capital, agregó, afectan a un gran número de colonias de esa zona con niveles de contaminación sonora superiores a los 60 decibeles que, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación acústica es la segunda causa de enfermedad por motivos medio ambientales.
No obstante a que la evidencia científica no es amplia, dijo el morenista, análisis han demostrado que experimentar un ruido de avión de entre 50 y 60 decibeles sobretodo en la noche, es un factor que incrementa el riesgo de desarrollar hipertensión , por lo que sería deseable que se disminuyera el tráfico aéreo especialmente en la madrugada.
De acuerdo a estimaciones, comentó Pérez Paredes, más de un millón de capitalinos enfrentan un nuevo tipo de contaminación acústica , por el ruido constante día y noche de cientos de aviones que cruzan por el poniente y sur de la capital.
“Las afectaciones en la vida cotidiana a los residentes de estas zonas van desde la disminución de la atención, vibración de ventanas, hasta incremento de estrés y trastornos del sueño”, denunció el legislador.
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Según un análisis del ingeniero civil y consultor de transporte Pablo Ortíz Haro Barrera, publicado en ArchDaily, este rediseño provocó que más de un millón de personas residentes de colonias del poniente y sur de la Ciudad, comenzaron a escuchar el ruido de los aviones, un rugido que en algunas zonas puede alcanzar un máximo de 69 decibeles, una sensación sonora similar al ruido de una lavadora o una aspiradora.
En razón de lo anterior, advirtió el diputado de Morena, irremediablemente el ruido de la nueva ruta estrenada el pasado 25 de marzo estresa más a los pobladores del corredor aéreo de aproximación al AICM.
“El problema de ruido ocasionado por el tránsito de aviones en el espacio aéreo de la Ciudad de México y su zona metropolitana, afecta de manera severa la salud física y mental de las personas; con efectos negativos por el estrés”, alertó Fausto Rodríguez Manzo, académico de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Afirmó que los gobiernos federal y local no han reconocido ese problema, ni los graves padecimientos que ocasionan a los habitantes de la capital mexicana.
Comentó que en la última década del siglo XX, Alemania emprendió estudios serios sobre las secuelas de ese elemento a nivel cardiovascular, comprobando que exposiciones largas causan muertes.
Rodríguez Manzo advirtió que de conservarse como está, la ruta aérea que atraviesa la urbe continuará como fuente de conflictos y “si bien el cambio de dirección está encaminado hacia el uso de los aeropuertos de la periferia –entre ellos el Felipe Ángeles–, la SCT debe admitir que hay un daño y crear un capítulo dentro de su estructura referido a esta situación”.
Por todo ello, el punto de acuerdo busca que tanto autoridades como empresas aeronáuticas, sociedad civil y académicos discutan en foros y comisiones específicas la revisión de las modificaciones realizadas al navegación aérea en la capital del país, con el propósito de aminorar en lo posible las afectaciones e impactos a la salud de la población y medio ambiente.
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