Atizapán de Zaragoza, Méx.— “No sé nada de mi esposa, llevo [buscándola] desde anoche y no me dan informes”, expresó con desesperación Javier Nicolás en la puerta del hospital Salvador González Herrejón.
Gloria es sólo una de los 101 pacientes que estaban internados en el hospital del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) que se inundó con aguas negras la noche del 5 de julio.
La mujer ingresó por un tratamiento de diálisis, pero con la inundación y los traslados, su marido Javier Nicolás no sabía nada de ella 14 horas después.
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“Estoy aquí desde las 10 de la noche y nadie me ha informado, ni me permiten entrar para saber a dónde se la llevaron”, dijo.
El secretario de Salud del Estado de México, Francisco Javier Fernández Clamont, había afirmado minutos antes de las 12:00 horas que habían puesto a trabajadores sociales a dar información a los familiares, pues “hay un censo bien definido que incluye nombre, diagnóstico y a qué unidad fueron trasladados”.
No obstante, la información no llegaba a muchos familiares que permanecieron en incertidumbre toda la mañana del martes 6 de julio, sin conocer el destino de sus enfermos.
Estragos
El deslave de un cerro ubicado en la zona alta de Los Cajones, en el municipio de Atizapán, por las lluvias, sepultó la casa de la señora Tania Aguilar.
Apenas comenzaban a recuperarse de las afectaciones por las precipitaciones del pasado fin de semana, cuando una nueva tormenta dejó su vivienda bajo toneladas de lodo.
De acuerdo con la madre, en la cima de este cerro se realizan obras para la construcción de departamentos, por lo que dichos trabajos de excavación reblandecieron la tierra, lo que pudo provocar esta situación.
“Esas obras no llevan mucho, antes llovía fuerte y no se ponía así, pero yo pienso que eso tuvo algo que ver”, comentó Tania.
Con furia, un torrente de agua y lodo derribó la barda de la familia Romero Rodríguez, en la calle Real de Calacoaya; seis casas quedaron destruidas.