Devotos a la Virgen de Guadalupe continúan arribando a la Basílica para dar gracias, acompañados de familiares o en solitario para cumplir una manda.
A pesar de que el arribo de peregrinos es constante, la movilidad es rápida desde la salida del Metro hasta el atrio del templo Mariano.
En comparación con otros años, se pueden ver huecos en la plaza principal, y el centro de la atención comienza a ser los bailes que se realizan.
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Con celulares en manos, los peregrinos buscan registrar las danzas y rituales que, también tienen cabida este día.
Al interior de recinto religioso, también se pueden ver los huecos entre las sillas y muchos se quedan de pie, orando.
Extranjeros también son asiduos a este lugar para ver cómo es que en la capital esta tradición mueve masas, multitudes que dejan todo por cumplir con su objetivo.
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Y es que para muchos, esta tradición va de ramificaciones, y como lo hizo el padre y la madre, lo hace el hijo.
Sobre el piso también se ven a aquellos peregrinos que, tras el largo trayecto, han decidido descansar, tomar aire, para pensar en el regreso a casa.
aov/cr