Tlalnepantla, Méx.— Entre tatuajes de San Judas Tadeo, la Santa Muerte, demonios, calaveras, flores y rostros de mujeres entraron muchas agujas para vacunar contra el Covid-19 a más de 31 mil presos de 21 penales del Estado de México, donde prevalecía el riesgo de contagios masivos, reconocieron autoridades mexiquenses.
Este 27 de septiembre, autoridades del gobierno federal, las secretarías de Salud y Seguridad, con el apoyo de la Guardia Nacional, llevaron a cabo la aplicación de la primera dosis de la farmacéutica AstraZeneca a las personas privadas de su libertad en el Estado de México, entidad que tiene la población penitenciaria más grande del país.
En el penal de Barrientos, uno de los centros con mayor hacinamiento, donde conviven 5 mil 302 personas para una cárcel que fue diseñada para 900, era necesario llevar a cabo la vacunación, luego de padecer brotes de Covid, consideraron los internos.
“Pensé que por estar preso no podría vacunarme o sería mucho más tardado”, afirmó Carlos, quien recibió la vacuna sobre el tatuaje del rostro de mujer, en honor a su esposa fallecida, a un lado del reloj que marca los 10 años que lleva en prisión por robo.
“Hoy es un día importante porque esta vacuna nos permitirá estar protegidos contra el Covid y descartar el riesgo de contagiar a nuestra familia que nos visita”, dijo Felipe.
Los más de 5 mil vacunados en Barrientos pasaron en grupos a un auditorio al aire libre, así como 336 mujeres, algunas con sus hijos en brazos, jóvenes con rostro de niñas o de niños, así como adultas mayores que en su mayoría están presas por delitos como robo y homicidio, quienes en días previos tenían temor y dudas sobre la vacuna.
No faltaron los gritos, en su mayoría reprimidos por hombres de aspecto rudo que levantaron las mangas de sus playeras para dejar al descubierto su piel tatuada, sobre la cual personal médico aplicó la vacuna. Algunas mujeres gritaron de nerviosismo y, tras ser vacunadas, se dieron cuenta de que “no fue para tanto”, como una de ellas reconoció.
“Teníamos miedo, incertidumbre de venir a vacunar” a presos que están aquí por robos violentos, venta de drogas, secuestro, feminicidio y homicidio, “pero vemos que son como cualquier persona y que, incluso, muchos tienen miedo a las agujas”, afirmó Yazmín, enfermera del Instituto de Salud del Edomex.
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